TURQUÍA Y LA CUESTIÓN ARMENIA

En la Turquía que anhela integrase en la Unión Europea existe un temor creciente tanto a que se produzca una avance del autoritarismo teocrático como a que el Ejército pueda intervenir en la vida política con la intención de preservar valores laicos. Ambas posibilidades implican dar la espalda a una modernidad a la que el país no se encuentra plenamente incorporado. Para agravar las cosas, este pasado mes de Octubre de 2.007 se ha vivido una crisis diplomática tras la Resolución de condena del genocidio armenio aprobada por 27 votos contra 21 por el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos. Robert Kotcharian, el Presidente armenio, ha invitando a otros países a seguir el ejemplo estadounidense señalando que "el hecho de que Ankara rechace reconocer el genocidio no le permite obligar a otros países a renegar de la verdad histórica". Por otro lado, desde Turquía se ha calificado la condena como un "grave daño" a las relaciones con Estados Unidos. El portavoz de la Casa Blanca, Scott Stanzel, se sumaba a las críticas turcas "por debatir a estas alturas sobre el Imperio otomano" y el mismo Presidente Busch decía que "esta resolución no es la respuesta adecuada a esta masiva matanza histórica" recordando que Turquía es "un aliado clave en la OTAN y en la guerra global contra el terror". No podemos olvidar el conflicto que vive Turquía con la minoría kurda ni las pretensiones del Gobierno turco de extender a territorio kurdo iraquí acciones militares, algunas de las cuales se han materializado en el mismo mes de Octubre. Tampoco podemos olvidar el peso de la comunidad de inmigrantes turcos en Alemania, las constantes peticiones realizadas por el Gobierno turco respecto de su adhesión a la Unión Europea, el larvado enfrenatemiento que mantiene con Grecia, sus miras hacia los Balcanes, especialmente Bosnia, ni la cuestión de Chipre.

Turquía, un aliado necesario y poderoso para los intereses occidentales, sigue negando que se perpetrara un genocidio contra el pueblo armenio. El gobierno, la intelectualidad y la población turcos dicen que hubo un enfrentamiento con los armenios en el marco de la Primera Guerra Mundial que pudo causar entre 300.000 y 600.000 muertos pero niegan la existencia de un plan de exterminio. Exponente de esta tesis el historiador turco Yusuf Halacoglu, frente al cual ha mantenido una causa la Justicia suiza por sus tesis negadoras del genocidio, plantea que se trató una sublevación que al sofocarse causó unas 56.000 víctimas armenias de las que menos de 10.000 perdieron la vida al ser ejecutadas. Igualmente los historiadores estadounidense Justin A. Mc. Carthy y el turco Omer Turan argumentan que las bajas entre la población armenia fueron muy inferiores a la cifra de 1.500.000 muertos planteada por la historiografía oficial armenia al partir de datos demográficos distintos. La sociedad turca se encuentra dividida por un tema que considera tabú y que el 19 de Enero de 2.007 le costó la vida al periodista turco de origen armenio Hrant Dink. Anteriormente a su muerte a tiros por un asaltante había sido condenado por atentar contra la identidad turca en sus artículos. Entre otros escritores e intelectuales, el novelista turco más famoso, el Premio Nobel Orhan Pamuk, también ha sufrido amenzas y tenido problemas con la Justicia turca por mantener que un millón de armenios y 30.000 kurdos murieron durante la Primera Guerra Mundial.

¿Cuántos armenios vivían en territorio del Imperio turco? La comisión armenia en el Congreso de Berlín de 1.878 dió la cifra de tres millones mientras que el gobierno turco pocos años antes, en 1.867 calculaba que alcanzaba 2.400.000. Posteriormente, tras el Tratado de San Stefano de 1.878, cuando la cuestión armenia se perfilaba como un grave problema, el Gobierno turco redujo la cifra que anteriormente había dado a entre 1.160.000 y 1.300.000. Actualmente se estima que la población armenia antes de la Primera Guerra Mundial estaría entre 1.325.000 y 2.100.000 personas y que esta población, concentraba principalmente en el este de Anatolia, contaba con comunidades dispersas en territorio turco entre las que destacaba la de Estambul.

La población armenia, minoría cristiana, era considerada por las leyes islámicas como "dhimmi" por lo que durante siglos vivió una situación marginal respecto a los súbditos musulmanes del Imperio otomano a pesar de lo cual destacó por sus relaciones pacíficas. Desde mediados del siglo XIX se produce un despertar de la conciencia nacional armenia que no es ajeno a un creciente intento del Gobierno turco por sofocarlo. Entre 1.894, fecha en que se produce una sublevación armenia que tiene como desencadenante una nueva carga fiscal dirigida contra ellos, y 1.897 se produjeron las llamadas "masacres hamidianas" que toman su nombre del Sultán Abdul Hamid II también conocido como el Sultán Rojo a causa de una represión que según se estima causó 300.000 muertes.

El 24 de Abril de 1.908 los Jóvenes Turcos derrocan a Abdul Hammid y erigen como Sultán a su hermano Murat V. El nuevo Gobierno plantea entre sus objetivos una turquificación del Imperio entendiéndose esta como expresión del panturanismo o unión con las pueblos turcómanos del Asia Central. Este proyecto considera a los armenios como enemigos internos que han demostrado no ser asimilables y que esperan la oportunidad de crear un Estado armenio independiente. Estos planteamientos se extienden sobre árabes, judíos, kurdos y griegos. Entre el 14 y el 27 de abril de 1909 tuvo lugar una segunda oleada de matanzas, conocida como "masacre de Cilicia" o "masacre de Adana", calculándose en 30.000 armenios los que perdieron la vida.

Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1.914 la mayoría de los varones armenios aptos para el servicio de las armas fueron incorporados a las Fuerzas Armadas turcas y posteriormente se produjo una persecución de la intelectualidad armenia destacando la detención de más de 600 intelectuales iniciada el 24 de Abril de 1.915 en Estambul que acabó con la ejecución de la mayor parte de ellos. Tras un avance inicial de las fuerzas rusas sucedió la contraofensiva turca y la recuperación de los territorios perdidos en gran parte habitados por armenios. En este momento se ordenó su deportación a Siria y Palestina incluyéndose a quienes se encontraban encuadrados en Unidades turcas siguiendo las órdenes dadas por el Ministro de Interior Mehmed Talaat Pashá. En los poblados y aldeas se anunciaba que la población iba a ser trasladada a zonas de exclusión bélica. A menudo los escasos varones armenios redidentes en la zona eran fusilados mientras que las mujeres, frecuentemente violadas, y los niños se vieron forzados al desplazamiento a pie hacia el sur. Los supervivientes eran internados en campos de concentración entre los que destacó el de Deir ez-Zor en Siria. Como ejemplo de las barbaridades cometidas se cita que en Trebizonda se hizo subir a armenios a barcos desde los que fueron lanzados por la borda una vez en alta mar. Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial en 1.918 algunos Jóvenes Turcos fueron condenados por las acciones sobre la población armenia pero Mustafa Kemal no pudo o no quiso evitar que continuaran ya que se prolongaron hasta 1.923.

El General De Nogales, venezolano que sirvió en el Ejército turco durante la Primera Guerra Mundial, en su libro libro "Cuatro años bajo la Media Luna" dice que "No cabe duda de que las matanzas y deportaciones obedecieron a un plan muy bien trazado del partido retrógrado, encabezado por el Gran Visir Mehmed Talaat Pashá y las autoridades civiles a su mando, para acabar primero con los armenios, y luego con los griegos y demás cristianos, súbditos otomanos, en el Imperio". Nos describe el genocidio en términos claros: "Se cristalizó la persecución de armenios en forma de deportaciones en masa, que daban el mismo resultado que la masacre directa, pues de las innumerables caravanas de millares y docenas de millares de deportados" (...) "con rumbo a los desiertos de Siria y Mesopotamia, tres cuartas partes, y en ocasiones quizás el 90 ó 95 por cuiento" (...) "solían sucumbir en el camino a causa del tifus y de las privaciones" señalando que los que no perecían por el hambre eran víctimas "de los bandoleros kurdos y circasianos, y no pocas veces hasta de sus propias escoltas de gendarmes, quienes, cansados al fin de bregar con aquellos infelices, se deshacían de ellos a culatazos, o los obligaban, a fuerza de balazos, a atravesar a nado ríos caudalosos, en que dichas caravanas de esqueletos ambulantes se sumergían para no volver a reaparecer ya nunca más". Henry Morgenthau, criticado posteriormente por su vinculación con el movimiento sionista, embajador estadounidense en Turquía desde 1.916 y uno de los impulsores de la creación del Estado armenio tras la guerra, recoge en su obra "La Historia del Embajador Morgenthau" denuncias similares. En 1.920 podemos encontrar un informe remitido por el Almirante francés de Robeck fechado el 7 de Marzo sobre lo sucedido en Marash "18.000 masacrados en el distrito. Ciudad quemada y sin abastecimientos y no ha sido socorrida. 2.000 refugiados han llegado a Adana. 13.000 mujeres y niños han perecido en tormenta de nieve en el camino. 8.000 armenios todavía quedan en Marash los cuales pueden estar heridos. Hadjia Zeitoun aislada". Armin T. Wegner, oficial alemán que sirvió en Turquía a las órdenes del Mariscal Von Der Goltz, testificó a favor del armenio Soghomón Tehlirian en el proceso seguido tras haber matado a Mehmed Talaat Pashá en Berlín. Las atrocidades cuya comisión se consideraron probadas sirvieron de fundamento para una Sentencia absolutoria en 1.921.

Aunque muchos turcos han sentido con pesar la muerte violenta el pasado 19 de Enero de 2.007 de Hrant Dink y lo han manifestado saliendo a las calles al grito de "todos somos Hrant Dink, todos somos armenios”, su hijo, Arat Dink, ha sido condenado a un año de cárcel al iguel que el propietario de la revista Serkis Seropyan en que trabajaba su padre. El motivo ha sido la publicación de la entrevista realizada en 2.006 por el hijo al padre y en la que este se quejaba de que el juicio contra él había sido discriminatorio y calificaba de genocidio las matanzas de armenios. Amnistía Internacional ha manifestado que le preocupan ciertas imágenes aparecidas en los medios de comunicación turcos en las que se veía a funcionarios posando con el presunto ejecutor ante una bandera turca. Igualmente apunta que Hrant Dink comunicó a la Fiscalía las amenazas de que fue objeto sin que se adoptaran medidas de protección.

Gonzalo Antonio Gil del Águila

Granada, 4 de Noviembre de 2.007

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