CINCUENTENARIO PITUFO Y LOS ENIGMAS PITUFOS

En 1.958 los Pitufos aparecieron en “La flauta de los seis agujeros” junto a Johan y Pirluit (Johan et Pirlouit) protagonistas estos últimos de una serie de historietas ambientadas en la Edad Media que había aparecido años antes. El creador de los Pitufos, Johan y Pirluit fue Peyo. Los Pitufos, después de algunas apariciones como personajes secundarios, encontraron su espacio en 1.959 siendo protagonistas de sus propias historias publicadas en la revista Spirou. El éxito alcanzado por los Pitufos dotó de una mayor complejidad a los personajes y en 1.981 Peyo llegó a un acuerdo con la productora Hanna Barbera gracias al cual vio la luz una serie de dibujos animados que alcanzó los 272 episodios. Peyo es el pseudónimo del belga de origen británico Pierre Culliford (1.928-1.992), pseudónimo debido a que un sobrino suyo no pronunciaba bien el nombre de Pierrot con el que se llamaba a Pierre. Según recientes declaraciones de Hendrick Coysman, presidente de IMPS, siglas de International Merchandising, Promotion & Services S.A., la empresa que tiene los derechos de explotación de los Pitufos y que controlan la viuda de Peyo y sus dos hijos, el 20 de Enero de 2.008 comenzará una “invasión pitufa”. Sus actividades, que además de conmemorar el aniversario pretenden colaborar con la UNICEF, acabarán en Octubre. Parece que el primer episodio de esta invasión pitufa será la distribución de miles de estatuillas de plástico blanco por varias ciudades de Europa representando los personajes más conocidos de la saga en tamaño real, talla que, como dijo su autor, es de tres manzanas.

Al parecer, la palabra Schtroumpf con la que se denominó inicialmente en lengua francesa a los duendecillos azules surgió durante una cena entre los dibujantes Peyo y Franquin cuando Peyo, refiriéndose al salero, dijo "pásame la... el... ¡schtroumpf!" dando lugar a una jocosa escena. En castellano les conocemos como Pitufos, Schlümpfe en alemán, Smurfen en holandés, Puffi en italiano, Smurfs en inglés, Hupikék Törpikék en húngaro, Potxokiak en euskera y Barrufets en catalán. Ya en 1.967 se habían publicado por vez primera en España y en catalán las aventuras de nuestros protagonistas llamándoseles entonces Barrufets, expresión que significa “duende” o “diablillo” y que es también un apellido catalán. Posteriormente, en 1.969 y para las publicaciones en castellano, se adoptó el nombre de Pitufo tomado del catalán Patufet, que significa Garbancito y fue el título de una célebre revista infantil en lengua catalana anterior a la Guerra Civil de 1.936-1.939. Curioso es recordar la similitud que existe entre el gorro pitufo y la barretina o gorro catalán, el cual originariamente fue a menudo identificación de marineros y judíos, siendo la barretina un sombrero de lana en forma de bolsa cuyos colores más habituales son el rojo y el morado, contando a veces, con una franja negra en el extremo de la boca.

Los Pitufos son unos duendecillos azules de la estatura de tres manzanas, dato este que nos da Peyo, que visten pantalón y gorro frigio blancos, salvo el Gran Pitufo, también llamado Papá Pitufo en la traducción de la serie de dibujos animados doblada en Sudamérica, el cual además de tener barba, cosa que los otros no, viste pantalón y gorro rojos teniendo más de 500 años de edad. Los Pitufos de que nos habla Peyo viven en la Edad Media, en una aldea oculta en un bosque cuyo camino nadie salvo ellos conoce; parecen ser en un principio 99 Pitufitos o Pitufos jóvenes y el Gran Pitufo, es decir, 100 Pitufos, todos ellos varones aunque con el tiempo aparecerá una Pitufina, ignorándose si existen otras comunidades pitufas y el perfil demográfico de las mismas. Las casas de la aldea tienen la forma de grandes setas, no existe el dinero, están ausentes los edificios religiosos y civiles y la única autoridad que se obedece es la del venerado Gran Pitufo, personaje sabio que conoce el arte de la magia. Con el tiempo se unirá al grupo la Pitufina y finalmente, gracias a la serie de dibujos animados, aparecerán otros personajes como el Abuelo Pitufo, cuyo pantalón y gorro son amarillos, y el Bebé Pitufo al que no debe confundirse con el falso Bebé Pitufo que en realidad será Gárgamel convertido tras haber tomado una poción mágica. Al parecer, IMS plantea adaptar los Pitufos a los nuevos tiempos e incluir nuevos personajes.

Como enemigos de los Pitufos encontramos al brujo Gargamel y su gato Azrael, quienes en un primer momento intentan capturarles porque les suponen ingrediente necesario para conseguir la obtención alquímica de oro y parece que también en algún momento como condimento imprescindible para preparar la supuestamente exquisita “sopa de pitufos” y posteriormente por odio y espíritu de revancha debido a los constantes fracasos de los planes de captura.

Gargamel, deseando vengarse de los Pitufos, crea del barro a la Pitufina con la intención de sembrar la discordia entre los duendecillos azules. Pero la Pitufina, morena y supuestamente rechoncha y poco agraciada, no despierta los deseos de los Pitufos causándole este fracaso tristeza y dolor. Conmovido el Gran Pitufo, haciendo uso de su magia, la transforma en la bella y rubia Pitufina. Ahora, llena de gracia femenina, coqueta y frívola, encandila a los Pitufos, robándoles el corazón aunque no se le conoce novio alguno en la versión en papel de las historietas, situación esta que ha dado mucho que hablar a los críticos y exégetas de la obra pitufa. Y es que las historias de los Pitufos han hecho correr ríos de tinta a sesudos estudiosos que han querido encontrar en ellas mensajes ocultos que revelarían, según los casos, filiaciones marxista, libertaria, nazi, fascista, racista, machista, homosexual, antisionista, anticristiana, satánica y masona.

Empezando por la teoría marxista, muchos han creído encontrar en el Gran Pitufo, vestido de rojo y con una barba blanca que puede recordar a la de Karl Marx, un símbolo de sociedad comunista en la que no existen ni el dinero ni la propiedad privada mientras que Gárgamel representa el capitalismo al querer capturarlos para conseguir con ellos la transmutación del vil metal en oro. En este sentido señalan la historieta de “Su Pitufísima”, cuando en ausencia del Gran Pitufo el Pitufo Filósofo gana unas elecciones y se proclama Rey mientras muchos se le oponen cantando “La pitufesa” y con las consignas de "abajo el tirano" y “no pitufarán". Quienes defienden la implicación marxista de los Pitufos plantean que Smurf, su nombre en inglés, sería un acrónimo de Socialist Men Under a Red Father, es decir, Hombres Socialistas Bajo un Padre Rojo. También hay quien considera a Papá Pitufo una alegoría de Lenin y al Pitufo Filósofo una representación de Trostky con sus gafas redondas como ayudante de Papá Pitufo, siendo el Pitufo Filósofo el pensador que cuestiona el sistema y a los demás Pitufos con la excepción del líder. Esta variante de la teoría marxista considera que la aparición del Abuelo Pitufo en la serie de dibujos animados sería una alegoría de Karl Marx. Otro elemento que podría aumentar a identificar la sociedad pitufa como marxista es el trabajo especializado que realizan los Pitufos y por el que nada cobran.

Otros han querido ver en la aldea pitufa un ejemplo de colectivización y en el gorro frigio de los Pitufos un símbolo libertario.

Hay quien ha identificado en la aldea de los Pitufos la puesta en práctica de un ideario totalitario de tendencias racistas y nazis porque los Pitufos visten todos de manera uniformada; son iguales entre sí como si fueran clones; en un episodio se produce una epidemia que convierte a los pitufos enfermos al color negro y les hace malvados hasta que vuelven a ser azules gracias a un antídoto; la Pitufina es creada morena y mala por Gargamel, estado en que permanece hasta que es hecha buena, hermosa y rubia gracias a los poderes mágicos del Gran Pitufo, el cual sería un dirigente totalitario que a nadie da cuentas de su gestión. Por otra parte, quien asocia a los Pitufos con el Ku Klux Klan recuerda sus gorros blancos y el rojo de su jefe, rojo igual que el del Gran Dragón de esa organización, así como los bailes alrededor del fuego.

La supuesta componente machista es advertida no sólo por las circunstancias de la creación y aparición de la Pitufina que he comentado antes si no también porque ella tiene un papel pasivo puesto que sólo coquetea y llama la atención de los Pitufos sin dedicarse a trabajo productivo alguno conocido. A la Pitufina le basta con ser guapa, siendo prueba de ello el chiste que cuenta nada más ser convertida en una belleza rubia: "Pues… se trata de un elefante que se encuentra con una hormiga... ¡No, no! Creo que es una pulga... o un ratón... Bueno, es igual. La pulga va y dice... Ejem... Va y dice... No me acuerdo de lo que dice, pero recuerdo que al final el elefante contesta: ´sí, pero yo estuve enfermito¨ ¡Ji, ji, ji". Como es de suponer, a los Pitufos que la oyen les parece un chiste maravilloso.

Curiosa teoría es la que, girando también alrededor de la Pitufina, recuerda que hasta su llegada todos los habitantes de la aldea eran varones, manteniendo que estos deben ser homosexuales. A la Pitufina, que al principio se la supone fea y rechoncha, no le presta la más mínima atención ni uno sólo de los 100 Pitufos hasta su conversión en belleza. Extraño resulta el cambio que opera sobre ella el Gran Pitufo: los cabellos se vuelven rubios y largos, las pestañas postizas que aparecen, los zapatos de tacón antes nunca vistos en la aldea y el nuevo vestidito coqueto. Es decir, la transformación de la fémina pitufa, a pesar de la magia del Gran Pitufo, es más bien producto de la moda textil y los artificios cosméticos que de otra cosa. Por lo demás, la Pitufita parece ser la misma sin apreciarse cambios en su morfología, la cual es aparentemente idéntica a la de los Pitufitos sin barba ni pechos, razón esta que ha hecho pensar a alguien que bien pudiera tratarse de un travesti.

También hay quien ha querido ver en los Pitufos una manifestación antisionista argumentando que los nombres del malvado Gárgamel y su gato Azrael son de resonancia judía; que Gargamel representa el arquetipo judío por su pelo oscuro, nariz aguileña y codicia por el dinero al querer capturar a los Pitufos para obtener oro con ellos; y que en la mitología judía Azrael es el nombre del ángel que en el momento de la muerte separa el alma del cuerpo. Otro indicio sería la moneda que en cierta ocasión entrega Gárgamel a un Pitufo dando lugar, aunque por poco tiempo, a la aparición de la codicia.

Otras teorías argumentan que los Pitufos atacan la religión cristiana y que tienen un credo satánico o brujeril apoyándose por una parte en que los personajes más destacados serían la representación de los siete pecados capitales y el Demonio. La Pitufina representaría la Lujuria; el Goloso la Gula; el Fortachón, la Soberbia; el Perezoso la Pereza; el Egoísta la Avaricia; el Filósofo, la Envidia y el Vanidoso, como indica su nombre, la Vanidad. Finalmente, el Gran Pitufo sería el demonio rojo. Por otra parte se contrapone a Gárgamel con el Gran Pitufo. Gárgamel es un religioso cristiano vestido de negro y con tonsura caricaturizado de manera muy desfavorable que vive en lo que parece una Iglesia en ruinas mientras que el Gran Pitufo es un brujo como demostraría no sólo la práctica de la magia si no también que su sillón tiene grabado el pentáculo o estrella de cinco puntas. También se achaca a los Pitufos usan gorro para ocultar sus cuernos. Otro argumento a tener en cuenta es el del baile de los Pitufos, en el que todos cogidos de las manos danzan alrededor del fuego en lo que se asemeja bien a una celebración pagana bien a un aquelarre en mitad del bosque. El nacimiento de la Pitufina y su transformación parecerían una caricaturización de la creación de Eva. En Méjico se cuenta que una niña dijo a su madre que había recibido una bofetada de su Pitufo de peluche apareciendo poco después muerta y el Pitufo lleno de sangre. Aunque esta leyenda parece estar relacionada con la actividad de una banda de delincuentes llamados Pitufos se comenta que hubo quemas de juguetes y rezos en las Iglesias.

Existe otra teoría según la cual los Pitufos serían masones, como lo demostrarían los colores que usan: el azul por ser uno de los colores básicos de la simbología masónica; el blanco de sus ropas representado la pureza; y el rojo de Gran Pitufo o Maestro de la Logia, color del Espíritu y del Grado Masón del Arco Real. Esta teoría que circula por Europa con el nombre de Schtroumpf-maçonnerie podríamos traducirla como Pitufomasonería. Entre otros símbolos masónicos el gorro frigio y las alusiones a la Gran Obra alquímica podrían apoyar esta tesis.
Una teoría que propongo para el debate sobre el mundo Pitufo, aun cuando no me consta que haya sido expuesta todavía, es la que puede explicarlo viendo en él una plasmación de arquetipos universales que debe ser abordada desde la Psicología. Los duendecillos de la aldea perdida en el fondo del bosque impenetrable son al fin y al cabo una representación de lo más profundo e inexplorado de la psique humana que se encuentra acechado por otras facetas ocultas de la personalidad más o menos consciente representadas por Gárgamel y su gato. Los demás personajes, al fin y al cabo, son un añadido más o menos simpático que da color y dinamismo a las historietas.

Con ocasión del cincuentenario pitufo IMS ha anunciado que sacará a la venta una nueva historia titulada “Los pitufos y el libro que lo dice todo” en el cual se producirán importantes cambios, entre ellos una mayor presencia femenina y la posible ausencia del Gran Pitufo. Probablemente este álbum aclare dudas que han dado lugar a las teorías comentadas o tal vez alimente aun más las sospechas al pensarse que trata de ocultar la verdad. Habrá que esperar a la lectura del nuevo álbum y su crítica. Propongo que a los estudiosos y exégetas del fenómeno pitufo les llamemos en castellano Pitufistas. Y esta propuesta gramatical que hago entronca con otro misterio del mundo Pitufo que es el de su idioma. Parece que nadie conoce su gramática pero es fácil comprender lo que hablan entre sí o, como dicen en su lengua, lo que pitufan entre sí. Suelen anteponer el prefijo pituf a cualquier palabra y el verbo pitufar es universal. Como supongo que usted pitufa lo que quiero pitufarle voy a dar por pitufado este pitufo.

Gonzalo Antonio Gil del Águila

Granada, 20 de Diciembre de 2.007

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