LA DINASTÍA ZIRÍ EN GRANADA

Los Ziríes, clan formado por bereberes de la antigüa provincia romana de Ifriquiya fundado por Ziri Manad, dieron lugar a dinastías que gobernaron en el Magreb, Granada y Málaga. La dinastía zirí comienza en Granada con Zawi ben Ziri as-Sinhayi, quien creando el reino en 1012 ó 1013 lo gobernará hasta 1019. Le sucedió durante un breve período en 1019 Buluguin ben Zawi. Habbús ben Maksan ben Ziri as-Sinhayi al-Muzaffar gobernó de 1019 a 1038; Badis ben Habbus al-Mansur de 1038 a 1073; Buluguin ben Badís reinó brevemente en 1073 y la dinastía en Granada concluyó con Abd Allah ben Buluggin ben Badis Sayf ad-Dawla que reinó entre 1073 y 1090, fecha en la cual los Almorávides se hacen con el control del reino.

La llegada de la dinastía zirí a Granada se enmarca dentro de en un período de luchas intestinas de contenido étnico que tienen lugar en el territorio bajo control musulmán a la muerte de Almanzor acaecida en 1002. En 1013 accede al califato de Córdoba Sulaymán al-Mustaín, bereber que fue muerto en 1016 al que apoyó Zawi ben Zirí. Por aquel momento los bereberes dominaban varios territorios del sur de Al-Andalus, siendo uno ellos el reino zirí de Granada. En 1018 Al-Murtada, un nuevo califa cordobés de origen omeya que intenta conseguir la reunificación anterior a la muerte de Almanzor, emprende acciones militares contra el reino de Granada ocupando Baza y cercando Garnata que no llega a conquistar. Recordemos que muy poco antes, en 1010, se había trasladado la ciudad desde Elvira buscando en el actual barrio del Albaicín mejores condiciones defensivas sobre lo que otrora fuese un asentamiento íbero. Zawi ben Zirí derrota a Al-Murtada el cual, replegándose con su ejército, es muerto en Guadix. Habbús ibn Maksán reinó entre 1019 y 1037 contando con la ayuda del visir judío Samuel ben Nagrila, lingüista y poeta conocido también por haber escrito una introducción al Talmud. En 1035 Abúl Qasin, rey de la dinastía abadí gobernante en Sevilla, absorbe el reino bereber de Málaga. El rey zirí Badís ben Habbús se enfrenta al de Sevilla por esta causa y ocupa parte del reino de Almería el cual se dividió con el rey de Valencia Abd al-Aziz. El rey de Sevilla Abúl Qasin conquista en 1038 las ciudades bajo control bereber de Écija y Osuna poniendo en aprietos a las fuerzas coaligadas granadino-malagueñas. Esta situación de peligro propicia que el rey Badís unifique los territorios bereberes bajo el reino zirí de Granada. La unificación de fuerzas permite la conquista de Málaga en 1057 y la ampliación del reino con la adquisición de nuevos territorios dándose en esta época una persecución de árabes residentes en territorio bereber. Estas persecuciones alcanzaron a los judíos de la Garnata musulmana con la muerte de unos 4.000 el año 1066, matanza en la cual pierde la vida José, hijo de Samuel ibn Nagrila y visir como él en el momento de su muerte. Fue impulsor de esta masacre el célebre jurista y poeta musulmán Abu Ishaq.

Mientras se suceden las luchas intestinas en Al-Andalus las fuerzas cristianas reanudan su esfuerzo y en 1085 Alfonso VI reconquista Toledo al tiempo que en el norte de África los Sinhacha, tribu con el mismo origen que los ziríes, establecen en 1084 el imperio almorávide con capital en Marrakesh. Siendo llamados los almorávides por sus hermanos afincados en la península ibérica acuden en 1086 al mando de Yusuf ben Tashfin y derrotan a Alfonso VI en Zalaca con ayuda de fuerzas de Sevilla, Málaga y Granada. Ante la preponderancia que alcanzan los almorávides, los reyes de Sevilla y el de Granada, el zirí Abd Allah ben Bulayn, pactan con Alfonso VI en 1090 pero ello no puede impedir que Yusuf se haga con Granada, Málaga, Sevilla, Murcia y Badajoz. Esta es la época en que los Banu Hud, musulmanes de Zaragoza, y el mítico Cid en Valencia, junto con los reinos cristianos, se oponen a los almorávides.

Con Abd Allah la dinastía zirí desaparece del reino de Granada. Alejado del gobierno, el antiguo rey escribirá sus memorias durante su destierro en Agmat, las cuales, después de siglos de olvido, fueron redescubiertas en la biblioteca de la mezquita de Fez y traducidas por Lévi-Provençal, arrojando luz sobre muchos aspectos de la época al tiempo que constituyen una obra literaria destacable.

Gonzalo Antonio Gil del Águila

Granada, 11 de Noviembre de 2007

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