APROXIMACIÓN AL 23-F

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APROXIMACIÓN AL 23-F

PRIMERA PARTE: LA COYUNTURA PREVIA AL GOLPE DEL 23-F
1.- LA TRANSICIÓN
2.- LA LEGALIZACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA
3.- LA COYUNTURA GENERAL
4.- EL ACOSO A SUÁREZ

SEGUNDA PARTE: EL GOLPE DEL 23-F
1.- EL “GOLPE DE TIMÓN”
2.- LA DIMISIÓN DE SUÁREZ
3.- PRELIMINARES DEL GOLPE
4.- EL GOLPE
5.- ¿PUDO TRIUNFAR EL GOLPE?
6.- LOS CONDENADOS POR EL 23-F
7.- DESPUÉS DEL 23-F

PRIMERA PARTE: LA COYUNTURA PREVIA AL GOLPE DEL 23-F

1.- LA TRANSICIÓN


El 20 de Noviembre a las 6:10 de la madrugada se anuncia por Radio Nacional de España la muerte de Franco y a las 10:00 Arias Navarro, apesadumbrado y rompiendo en lágrimas, lee su testamento por televisión: "Os pido que perseveréis en la unidad y en la paz, y que rodeéis al futuro rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado. Mantened la unidad de las tierras de España exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria. Quisiera en el último momento unir los nombres de Dios y de España y abrazaros a todos para gritar juntos por última vez en los umbrales de mi muerte, ¡Arriba España!, ¡Viva España!"

En el período de tiempo comprendido entre el 20 de Noviembre de 1.975 y finales de 1.978 España había pasado de ser un régimen autoritario a una Monarquía parlamentaria con una Constitución. Esto se había hecho, en palabras de Torcuato Fernández Miranda, “de la ley a la ley a través de la ley”. La posibilidad de una intervención de las Fuerzas Armadas había sido una realidad durante la Transición. El 6 de Noviembre de 1.975, durante la agonía de Franco, se inició la llamada Marcha Verde. Esta operación, organizada por Marruecos que enviaba unos 20.000 militares y 350.000 civiles para apoderarse del Sáhara español, dio lugar a que el 26 de Febrero de 1.976 España abandonaba el territorio replegando a su Ejército en unas condiciones que fueron sustraídas al debate político en atención a los inciertos momentos que se vivían. Es curioso recordar que en el juicio por el 23-F el Coronel Carlos de Meer, defensor del Capitán Dusmet, asegura que su defendido sintió “rabia, vergüenza y deshonor” por la retirada del Sáhara. Tras la muerte de Franco la creciente incertidumbre política, la crisis económica y la actividad de organizaciones terroristas de extrema derecha y extrema izquierda contribuyen a tensar el ambiente mientras un Ejército con Generales que habían combatido en la Guerra Civil y contra la Rusia soviética veía con inquietud los cambios. En 1.977 unos Abogados vinculados con el PCE son muertos a tiros por ultraderechistas en los conocidos como “asesinatos de Atocha”. Ese mismo año se celebra en Madrid una cumbre eurocomunista provocando la indignación de los sectores franquistas y en Semana Santa, coincidiendo con los permisos dados al personal militar, se legaliza el PCE después de que previamente el Gobierno de Suárez dijera no hacerlo provocando un enfrentamiento entre el Gobierno las Fuerzas Armadas que se intensificaría conforme se planteara la cuestión autonómica y continuaran las muertes provocadas por ETA. Ha de tenerse en cuenta que esta organización, entre el fallecimiento de Franco y el 23-F, causó casi 400 víctimas mortales provocando una gran desestabilización. El 15 de Junio, y después de más de 40 años, tienen lugar unas elecciones democráticas en las que la UCD de Suárez seguida del PSOE son los partidos políticos más votados. En Octubre las fuerzas políticas con representación parlamentaria firman los Pactos de la Moncloa con la intención de lograr el entendimiento y la cooperación necesarios para consolidar la democracia y superar la crisis económica. Los Pactos de la Moncloa son uno de los ejemplos de la política del consenso impuesta por las circunstancias para evitar comprometer el proceso democratizador. En palabras de Gregorio Morán, “no es que quieran el consenso, es que no tienen más remedio que consensuar. Lo contrario es elevar el nivel de riesgo por encima de lo soportable” (Gregorio Morán, El precio de la transición, 1992, página 154.).

Las declaraciones del Rey y de Adolfo Suárez con esclarecedoras de lo que se pretende. Así el Rey dice en Estados Unidos el 2 de Junio de 1.976 ante el Congreso de ese país en sesión conjunta que: "La monarquía española se ha comprometido desde el primer día a ser una institución abierta, en la que todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política, sin discriminación de ninguna clase y sin presiones indebidas de grupos sectarios y extremistas. (…) La monarquía hará que bajo los principios de la democracia se mantengan en España la paz social y la estabilidad política a la vez que se asegure el acceso ordenado al poder de las distintas alternativas de gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados". Un mes después, Adolfo Suárez dijo el 6 de Julio de 1.976 como nuevo Presidente del Gobierno que “La meta última es muy concreta: que los gobiernos de futuro sean el resultado de la libre voluntad de la mayoría de los españoles. La confianza que me animó a aceptar esta grave responsabilidad que he asumido, radica en el propósito de que la iniciativa del gobierno sea el reflejo puntual y autentico de la voluntad popular. Una fórmula ya clásica, gobernar con el consentimiento de los gobernados". El 22 de Julio de 1.977 ante las primeras Cortes constituidas democráticamente el Rey dijo que “Este solemne acto de hoy tiene una significación histórica concreta: el reconocimiento de la soberanía del pueblo español. El camino recorrido hasta el día de hoy no ha sido fácil, pero ha resultado posible por la sensata madurez del pueblo español, por el realismo y capacidad de evolución de los líderes y por la favorable actitud de los altos órganos del Estado. Hemos conseguido que las instituciones den cabida en su seno a todas aquellas opciones que cuentan con respaldo en la sociedad española. Entre todos hemos construido los cimientos de una estructura sólida para la convivencia en libertad, justicia y paz".

El temor a una posible reacción de las Fuerzas Armadas era una preocupación permanente de la clase política durante la Transición porque a nadie se le escapa que su comportamiento se atenía a las palabras de Franco en su testamento político cuando decía que: "Os pido que perseveréis en la unidad y en la paz y que rodeéis al futuro Rey de España, Don Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración que de vosotros he tenido". Existía la impresión de que la Transición era un proceso controlado por unas Fuerzas Armadas que debieron encajar en 1.976 la legalización de las organizaciones sindicales y, la más dura en 1.977, del PCE.


2.- LA LEGALIZACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA

Victoria Prego nos dice en “Presidentes. Veinticinco años de historia narrada por los cuatro jefes de gobierno de la democracia”. Barcelona, Plaza & Janés, 2.000, en sus páginas 57 a 66 que Suárez cuenta que “Su Majestad y yo habíamos hablado muchas veces de que yo iba a legalizar el Partido Comunista. Lo que pasa es que yo buscaba el momento más adecuado y, sobre todo, buscaba también que los comunistas asumieran también los planteamientos que suponíamos que iban a ser el eje fundamental en la elaboración de una futura Constitución. Ahora, que si el Rey sabía cuál iba a ser el momento preciso de la legalización, eso no. Yo se lo comuniqué en el mismo instante en que ésta se produjo (...). En el momento en el que yo tomo la decisión de legalizar el Partido Comunista, y la tomo con el concierto de varios ministros, no se puede decir que se trata de un hecho aislado y sin precedentes. Todos los que estábamos trabajando en la línea de llegar a la convocatoria de unas elecciones generales libres que permitieran el renacimiento de la democracia en nuestro país, todos sabíamos que se iba a legalizar el PCE. Lo queríamos hacer en el momento en que fuera menos traumático para el país porque es cierto que tantos años vapuleando al Partido Comunista y haciéndole depositario de todos los males que había tenido como consecuencia un estado, digamos que mayoritario, por lo menos de recelo hacia el PCE. Por lo tanto, la decisión la toma el presidente del Gobierno, pero la toma con el conocimiento de sus ministros y con su apoyo, naturalmente (...) … a mi juicio habría sido una injusticia tremenda el dejarles fuera del sistema democrático. Me hubiera parecido intolerable”.

Especial significación tienen las declaraciones de Santiago Carrillo el 14 de Abril de 1.977 tras la reunión del Comité Central: "Hemos decidido colocar hoy al lado de la bandera de nuestro partido que sigue y seguirá siendo roja, la bandera de los colores oficiales del Estado".

El País recuerda el 30 aniversario del "Sábado Santo Rojo" con este artículo del 8 de Abril de 2.007 que: “Tal y como recuerda en una entrevista el actual secretario general del PCE, Francisco Frutos, la legalización del partido, aquel Sábado Santo de 1977, con la mitad de los españoles de vacaciones o viendo procesiones, fue meramente "formal", ya que, en la práctica, el Partido Comunista llevaba trabajando desde hacía 40 años. "Cuando en la dictadura se hablaba del PCE se hablaba del 'partido' porque no había otro", subraya. (…) Tras la muerte de Franco y apenas unos meses antes de la legalización, en enero de 1977, los comunistas habían demostrado su capacidad de movilización con la respuesta cívica a la matanza de los abogados de Atocha, perpetrada por un grupo de extrema derecha. No obstante, la legalización del PCE supuso la piedra de toque de aquella incipiente democracia liderada por el Rey Juan Carlos y su presidente del Gobierno Adolfo Suárez. (…) Con la mirada puesta en aquel sábado rojo, en el que el PCE renunció a la reinstauración de la República en aras de una transición pacífica, Frutos no duda en censurar la decisión tomada por Santiago Carrillo. El actual dirigente comunista comparte con Carrillo el que en aquellos momentos el PCE debía ser "prudente" y "no subirse al monte", pero, en su opinión, Carrillo tomó una decisión personal e innecesaria "con el pretexto y la excusa de que había rumor de sables y el peligro de un golpe de Estado". Y el mismo periódico, en su editorial del 10 de Abril de 1.977 comentaba que: "El Partido Comunista Español es legal desde ayer tarde. Esta es una buena noticia, sobre todo para los no comunistas, porque contribuirá a clarificar el ambiente político y a normalizar la situación cara a las elecciones, que podrán celebrarse en un clima de pluralismo real. También porque ayudará a desmitificar el tema del comunismo, situar su verdadera importancia y arraigo en el espectro español y analizar la credibilidad democrática de sus posiciones (…) "La situación de ilegalidad del PCE, además de una injusticia, era una torpeza bien aprovechada por el propio partido, que supo sacar de ella una rentabilidad adicional. Desde ahora va a terminar la tregua tácita que grupos de la derecha democrática y del socialismo le habían concedido, en virtud de su especial situación. Los comunistas van a tener que esforzarse en sacar una votación respetable en las elecciones –ningún sondeo les ofrece, por el momento, más del 8%- y aun en despojarse de viejas manías, como la de page la infiltración en organizaciones de todo signo, arraigadas durante la época de clandestinidad. También deben tener presente que son una de las muy pocas formaciones políticas que acuden a las urnas .con líderes y cuadros protagonistas en la guerra civil, -y que ello supone un rechazo adicional en algunos sectores de la población".


3.- LA COYUNTURA GENERAL

Una profunda hostilidad hacia el Gobierno se adueñó del sector militar tras la legalización del PCE haciéndose evidente en una reunión celebrada en de Játiva en Septiembre de 1.977 a la que acudió, entre otros militares, Milans del Bosch (entonces General de la División Acorazada Brunete). Parece ser que se habló sobre tres opciones políticas. Una era la formación de un Gobierno de Salvación Nacional que se esperaba pudiera contar con el apoyo del Rey para que bajo la dirección de un militar preservara el franquismo. La segunda alternativa contemplaba exigir la dimisión de Suárez y disolver el Parlamento durante un mínimo de dos años (Pilar Urbano, “Con la venia, yo indagué el 23-F”). La tercera posibilidad barajada proponía la creación de un Gobierno presidido por un técnico (“un alto directivo de un banco de tamaño medio”) cuya misión sería “enderezar la economía ante la desastrosa política del gobierno Suárez” (según Miguel, Hablan los militares, página 448). Pero la intervención militar en estos proyectos fue neutralizada gracias a los traslados y ascensos llevados a cabo por el Ministro de Defensa bajo la dirección del General Gutiérrez Mellado. Aunque había luchado en la Guerra Civil Gutiérrez Mellado era un aperturista que había desplazado al frente del Ministerio al franquista General Díaz Alegría. Gutiérrez Mellado es sin duda uno de los más sólidos pilares que permitieron la Transición y tuvo que afrontar en numerosas ocasiones actos de insubordinación, insultos y amenazas de militares y ultraderechistas. Fue gracias a su política de ascensos y traslados de militares de fidelidad dudosa que en Enero de 1.978 Milans fuera nombrado Teniente General de la Tercera Región Militar en Valencia abandonando el mando de la poderosísima División Acorazada Brunete con base en las cercanías de Madrid. Milans del Bosch, sobre el que habrá de hablarse en otras ocasiones en estas líneas, combatió en el Alcázar de Toledo siendo cadete y posteriormente como Oficial fue incorporado a la VII Bandera de la Legión y tras la Guerra Civil se integró en la División Azul. Fue agregado militar en varios países y desde el año 1.971, primero como General de Brigada y luego de División, estuvo destinado en la División Acorazada Brunete, la más poderosa del Ejército español. Fue Milans del Bosch quien dijo al Rey, presente en unas maniobras de “la Acorazada”, que podía bombardear Madrid y que tenía en el punto de mira el Congreso de los Diputados.

Que hay militares que conspiran contra el proceso democrático es notorio y es para el 17 de Noviembre de 1.978, coincidiendo con un viaje del Rey a Méjico, que se ha previsto la realización de un Golpe de Estado bajo el nombre de “Operación Galaxia”. Este nombre se debe a la cafetería del barrio de Argüelles de Madrid en que se habían reunido para hablar de él e invitar a otros a unírsele el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero Molina y el Capitán de la Policía Armada Ricardo Sáenz de Ynestrillas, ambos detenidos el día 16. El plan consistía en tomar La Moncloa empleando una Compañía de la Guardia Civil y personal de la Academia Especial de la Policía Armada con la convicción de que tan pronto como se hubiera apresado al Gobierno el Ejército se sumaría y podría implantarse un Gobierno de salvación nacional. El 6 de Diciembre se celebra el referéndum para la aprobación de la Constitución española. Una vez aprobada se disuelven las Cortes y en las elecciones del 1 de Marzo de 1.979 la UCD obtiene nuevamente el voto mayoritario aunque en las posteriores municipales los acuerdos entre el PSOE y el PCE dieron a la izquierda los principales Ayuntamientos. No obstante esta alianza entre los dos partidos de izquierda, Felipe González impulsó una renovación en el XXVIII Congreso del PSOE en Mayo de 1.979 abandonando del marxismo.

La UCD se desmorona y el PSOE inicia la conquista del poder acabándose la política de consenso. Los cada vez más numerosos atentados terroristas de ETA (77 muertos en 1979 y 95 en 1980) crispan los ambientes militares en los que nunca se ha visto con confianza el proceso democrático ni se ha dejado de conspirar, especialmente tras la legalización del PCE y incipiente desarrollo del proceso autonómico (se aprueban los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Cataluña a finales de 1979 y acceden poco después al poder de esas Comunidades los partidos nacionalistas PNV, en la primera, y Convergència y Unió en la segunda). La situación económica en España empeora mientras se carece de los suficientes apoyo y reconocimiento internacionales. Un atentado en la cafetería California 47, un céntrico local madrileño frecuentada por militantes del partido ultraderechista Fuerza Nueva, causa 8 muertos y 40 heridos. El periódico País publica el 24 de Agosto de 1.979 un artículo según el cual la Policía dice que los GRAPO fueron los causantes del atentado y que los detenidos lo habían confesado: “La Jefatura Superior de Policía hizo pública ayer una extensa nota sobre las recientes detenciones de Manuel Parodi, presunto miembro de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), y Antonio Calvo Ortega, supuesto militante del Pártido Comunista (reconstituido), PC (r), así como la muerte de Pedro Tabanera, también de los GRAPO. Según la nota, de las diligencias efectuadas se ha confirmado la responsabilidad de los GRAPO en el atentado contra la cafetería California, de Madrid, donde murieron ocho personas. Afirma la nota que se han dado por terminadas las investigaciones que se realizaban con motivo de las detenciones citadas, con las cuales ha quedado desarticulado el comando que actuaba en la zona centro, León y Galicia, y se han evitado otros atentados. (...) A Parodi se le imputan veintisiete actos terroristas y a Tabanera 31. Ambos comenzaron sus acciones en abril y enero pasados, respectivamente”.

Como nos dice Pilar Urbano (“Con la venia yo indagué el 23-F”, página 26) se celebran reuniones alrededor de Alonso Fierro (un banquero vinculado a El Banco Ibérico, creado en 1.946 por su padre, fusionado en 1.977 con el Banco Central) o de Antonio María de Oriol y Urquijo (Ministro que fue secuestrado por los GRAPO cuando era Presidente del Consejo de Estado en vísperas del referéndum sobre la Ley para la Reforma Política). En esas reuniones los más nostálgicos entre los militares y los militantes de extrema derecha hablan de “hacer una verdadera derecha que salve a España y levante un valladar contra el marxismo y el separatismo (…) una derecha sin componendas partitocráticas y parlamentarias”. Una vez que habían descartado a Fraga y a Blas Piñar las expectativas de muchos de los asistentes se centraban en José Antonio Girón de Velasco, presidente de la Hermandad Nacional de Excombatientes.

El 11 de Julio de 1.979 se produce el incendio del Hotel “Corona de Aragón”, y citando el artículo de J. M. Pérez Barnand publicado el 11/07/2004 en “El periódico de Aragón” con motivo del 25 aniversario puede recordarse que “El balance del siniestro se saldó con 78 muertos y 64 heridos” y que “las sospechas de atentado, que nunca ha sido reivindicado, congeló el pago de indemnizaciones por la compañía de seguros y los afectados y familiares de las víctimas sólo comenzaron a ser resarcidos por el Gobierno en el 2000. (…) El día de autos se celebraba en la Academia General Militar la entrega de nombramientos de caballeros alféreces y en el hotel se habían alojado militares y familiares. Entre ellos, la viuda del general Franco, Carmen Polo, con sus hijos, los marqueses de Villaverde, ya que entre los cadetes de la promoción estaba su nieto Cristóbal Martínez-Bordiú. El marqués tuvo que huir en calzoncillos hasta el hospital Provincial y la señora de Meirás fue ingresada en el Clínico con una crisis nerviosa”. Entre los huéspedes se encontraba el General Alfonso Armada “que salió indemne y tres años más tarde protagonizaría el intento golpista del 23-F. El general Vigón fue rescatado con vida por los bomberos, pero peor suerte corrió el teniente coronel Alfonso Queipo de Llano, jinete olímpico y cinco veces ganador de la Copa de las Naciones, que falleció”. Como es comprensible, “esta presencia de militares y allegados al anterior régimen alentó durante años las sospechas de atentado terrorista, pese a que no se hallaron restos de posibles explosivos”.

Entre los días 28 y 30 de Mayo de 1.980 el PSOE presenta una moción de censura que no prospera contra el Presidente de Gobierno Adolfo Suárez proponiendo como candidato a Felipe González. No obstante, este último sale muy fortalecido mientras Suárez y UCD inician un declive del que no se recuperarán. Alfonso Guerra hizo un ácido comentario diciendo que la mitad de los Diputados se entusiasmaban con Felipe González y la otra mitad con Manuel Fraga. Ese mismo mes de Mayo de 1.980 se celebra la vista oral por la “Operación Galaxia”. La Sentencia condena al Teniente Coronel Tejero a 7 meses de prisión y al Capitán Ynestrillas a 6 meses y un día, condenas que no se cumplieron por haberse superado ampliamente el tiempo de prisión preventiva. Ante la “Operación Galaxia”, claro antecedente del 23-F desarticulada el día antes de de su ejecución con la sospecha de la implicación de más intervinientes. En palabras de Paul Preston “los servicios de inteligencia habían desempeñado en ella un papel intranquilizadoramente ambiguo” (Paul Preston, La política de la venganza, 1.997, página 290.). En Noviembre de 1.980 en el CNI se dispone de un informe titulado “Panorámica de los Movimientos en marcha” en el que se habla de varias conspiraciones militares identificándose a Tejero como golpista.

Un Suárez, cada vez más arrinconado dimitirá el 29 de Enero de 1.981. Se produce una gran conmoción cuando la televisión retransmite que el 5 de Febrero el Rey, que ha acudido a la Casa de Juntas de Guernica, es interrumpido al comienzo de su discurso por los representantes de Herri Batasuna que cantan con el puño en alto el Eusko Gudariak o himno del soldado vasco. Calvo Sotelo es designado candidato a la Presidencia de Gobierno por UCD y tras una primera votación en que no obtuvo la suficiente mayoría para su investidura se fijó la segunda para el 23 de Febrero.


4.- EL ACOSO A SUÁREZ

Al margen de las tramas militares (ya hemos hablado líneas antes de la “Operación Galaxia”) había otras civiles y parte de ellas se han querido localizar en las reuniones y almuerzos que desde el mes de Octubre de 1.977 se celebraban en torno a Luís María Ansón. A esas reuniones acudirían personalidades de la derecha moderada entre las que estarían Carlos March (la Banca March es matriz de Corporación Financiera Alba que participa en ACS y Acerinox) y Carlos Ferrer Salat (deportista, empresario y economista fundador de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, CEOE). En un almuerzo el 10 de Octubre de 1.977 al que acudieron varios militares, Ansón expresó su decepción por los resultados electorales de Junio y la alta representación obtenida por la izquierda, manteniendo que el Rey debía recibir presión suficiente “como para darse cuenta de la necesidad de ponerse en marcha” (Paul Preston, La política de la venganza, 1997, página 101.). Los comensales coincidieron en que la política del consenso se había agotado y que su punto más débil eran los políticos que "se convirtieron así muy rápidamente en clase política cerrada, acostumbrada al trato en espacios reservados” que ”empujaron a las gentes hacia los márgenes de la política, buscando más el aplauso que la participación, el voto que la movilización" (Santos Juliá, Cambio social y cultura política en la transición a la democracia). Pensaban que la caída de Adolfo Suárez era una condición necesaria para conseguir la estabilidad de las instituciones del Estado y que el Rey, a diferencia de Franco, “no puede hacer y deshacer a su antojo (…) Y quienes medran contra Suárez tienen que buscar otra alternativa” (Francisco Medina, 23­F. La verdad, página 104). Por su parte, Juan Blanco, subdirector de El Alcázar, recuerda (“23-F: Crónica fiel de un golpe anunciado”, 1996) que en "una comida íntima (…) que ofreció don Luis María Ansón a Don Antonio Izquierdo y al autor de este libro, un menú deleznable (consomé, solomillo reseco y helado verde) y una petición angustiosa que fue rechazada por la imposibilidad de satisfacerla: que como la Constitución le arrebataba al Rey todos los poderes que le concedía la Ley Orgánica del Estado, El Alcázar debía “sublevar” a los Capitanes Generales." Amadeo Martínez Inglés (La Transición vigilada, 1994, página 153) explica que los comensales no se consideraban conspiradores y que sólo hablaban de “un amago militar” que hiciera al Rey reconducir “la situación política hacia un Gobierno de coalición o de concentración presidido por un militar de prestigio”. Estas ideas se contemplaban en “un estudio realizado por los comandantes José Faura y Juan Peñaranda [del CESID] en el que se describía teóricamente una adaptación de la llamada Operación De Gaulle al escenario español” (Juan Alberto Perote, “23-F: ni Milans, ni Tejero”, 2001, página 37). Este plan contemplaba, en palabras de Jesús Palacios, “ofrecer una salida constitucional, de acuerdo con la ley, posibilitando la formación de un gobierno de regeneración nacional. El citado gabinete estaría formado por miembros de la mayoría de las fuerzas políticas parlamentarias con un general a su cabeza” (Jesús Palacios, “23-F. El golpe del CESID”, 2001, página 199).

Adolfo Suárez comprueba que él y UCD han iniciado el declive. Es el temor a la derrota y el triunfo del PSOE junto con el consejo de Rafael Ansón (Carlos Abella, “Adolfo Suárez”, 1997, página 321) lo que le hace emitir por televisión el 27 de Febrero un mensaje que el mismo Suárez considera excesivo. En el mensaje dice que el PSOE había ocultado su marxismo y que de vencer establecería “el aborto libre y, además, subvencionado por el contribuyente, la desaparición de la enseñanza religiosa” e implantaría “una economía colectivista y autogestionaria”. La posterior victoria de UCD implica una ruptura del diálogo con el PSOE y este, en los dos Congresos que celebra en 1979 –en Mayo y Septiembre- plantea una acción de acoso al Gobierno que desembocará en la moción de censura. Por otro lado, y tras sus discretos resultados de 1.977, Alianza Popular (AP) había formado una nueva coalición para las elecciones de 1.979 llamada Coalición Democrática (CD) que obtuvo peores resultados aun que los anteriores. Esto le llevó a plantear la tesis de la formación de una “mayoría natural” que incluyera a las fuerzas de la derecha moderada y al sector cristianodemócratas de UCD contando con el apoyo de CEOE.




SEGUNDA PARTE: EL GOLPE DEL 23-F


1.- EL “GOLPE DE TIMÓN”


José Díaz Herrera e Isabel Durán (“Los secretos del poder”, 1994, página 163) consideran que el Presidente de la Generalitat Josep Tarradellas entendía que Suárez era incapaz de corregir los “excesos internos” y pensaba que el proceso autonómico, tal y como se estaba desarrollando, originaría una gran crispación, cosas que había expresado al Rey. Creyó que sus planteamientos habían tenido una “favorable acogida (…) en la Zarzuela” y esto le impulsó a comentarlos al Comandante Cortina y Milián Mestre –miembros de GODSA y/o del CESID. Según Jesús Palacios (“23-F. El golpe del CESID”, página 162) Taradellas les dijo: "España necesita un golpe de timón para resolver los graves problemas que un país como el nuestro tiene planteados (…). Si no ponemos todos los medios para construir la paz entre todos, la repetición de la catástrofe es una idea no descartable“.

ABC en su edición de Madrid del 23 de Septiembre de 1.979 publicó una entrevista a Milans del Bosch, Capitán General de Valencia, el cual dice que “El balance de la Transición no presenta un saldo positivo” y que "el Ejército deberá intervenir cuando se evidencie que las leyes, la acción policial y la judicial son o resultan insuficientes o cuando –de acuerdo con la misión que nos señala la Constitución– sea necesario garantizar la soberanía e independencia de nuestra patria".

Durante la celebración de la Pascua militar el Rey dijo en su discurso que son deberes del Ejército "garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional” indicando que “en esta garantía y en esta defensa me siento más identificado con el pueblo español, me siento más identificado con vosotros que nunca, y pienso que es donde más aplicación tiene el concepto –asimismo constitucional– que me encomienda el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Porque para mantener la unidad de España, el respeto de sus símbolos y la observancia de la Constitución contaréis siempre todos, contará siempre España, con el Rey, que se honra en estar al frente de los Ejércitos”. No pasó desapercibido que este discurso no mencionaba al Presidente del Gobierno. Poco después se produjeron algunos traslados de mandos militares, entre ellos el del General Armada (que había sido colaborador directo del Rey hasta el año 1.977 y ahora pasaba al mando de la División de Montaña Urgel Número Cuatro en Lérida) y el General Torres Rojas (que tenía el mando de la División Acorazada Brunete desde sólo seis meses antes y que en vísperas del 23-F viajaría a Madrid para intentar controlarla) era nombrado Gobernador Militar de La Coruña tras haber sido advertido Gutiérrez Mellado de una trama golpista preparada en la División Acorazada.

Preciso es hablar siquiera brevemente sobre estos dos Generales. Alfonso Armada y Comyn, Marqués de Santa Cruz de Ribadulla, se alistó para participar en la Guerra Civil con 16 años y posteriormente luchó en la División Azul. Instruyó al Príncipe y fue Jefe de la Casa Real durante 17 años. Pero tuvo varios enfrentamientos con Suárez y al usar el sello de la Casa Real en cartas pidiendo el voto para Alianza Popular fue destituido. Posteriormente fue profesor en la Escuela Superior del Ejército, Gobernador Militar de Lérida y Jefe del Estado Mayor del Ejército. Respecto al General Torres Rojas, este afirmará en el proceso por el 23-F “que a las 11 de la mañana del día 23 de febrero recibió en La Coruña, donde estaba destinado, una llamada del comandante Pardo Zancada, que le pidió se trasladase urgentemente al acuartelamiento de la División Acorazada, sito en El Pardo. Declara que, tras pedir permiso al capitán general de la VIII, salió por vía aérea, con destino a Madrid, a las 13,05. En el aeropuerto le esperaba el comandante Pardo Zancada quien, según declara el procesado, le condujo al acuartelamiento del Pardo. Le anunció que se iba a producir un acontecimiento muy importante por lo que era necesaria su presencia” (“Torres Rojas, San Martín y Pardo Zancada aseguran que fue Juste quien dio las órdenes en la Acorazada”, El País, 23 de Febrero de 1.982).

Fraga cuenta que en Febrero de 1.980 “se está discutiendo si es “golpe” o “presión” (Manuel Fraga Iribarne, En busca del tiempo servido, página 191) y Jorge Vestrynge cuenta que le citó Antonio Cortina “bastante antes del 23-F, para sondearme respecto a una intervención militar. Fue en un edificio del final de la calle Juan Bravo y me llevé como testigo, por si las moscas, a Javier Carabias. El diálogo, más o menos, fue éste: ¿Podría AP colocar 30.000 personas en Burgos? Luego te explico para qué. En todo caso nosotros pondríamos los autobuses, la comida, el alojamiento (…) Se concentrarían en Burgos y, de allí, la columna iría a pie hacia el País Vasco. Fraga se pondría al frente (...) —Pero habrá enfrentamientos (...) —Claro, claro, conforme nos acerquemos a Vitoria. Cuando la columna quede bloqueada por los contramanifestantes, un helicóptero del Ejército embarcará a Fraga para Madrid. Y, en Madrid, Fraga quedaría encargado de formar gobierno (...) —Bien, debo consultar con Fraga (...) —Claro, claro; coméntale esta conversación." (Jorge Vestrynge, Memorias de un maldito, Barcelona, 1.999, páginas 110-111).

En la entrevista concedida a La Vanguardia el 23 de Febrero de 2006 por Javier Fernández López, militar en la reserva y autor de "Diecisiete horas y media. El enigma del 23-F", 2001 podemos leer que un hubo “trama civil porque Milans del Bosch no quería que la hubiera. El único civil procesado y condenado, Juan García Carrés, estuvo en la reunión decisiva del 18 de enero en Madrid y Milans lo echó. Lo único que fue trama civil –entendida como quienes ponen el dinero e infraestructura– era militar, porque dos generales hicieron esa labor: Dueñas e Iniesta. Era un golpe absolutamente militar.

–Hay tres líderes en el golpe y cada uno de ellos tiene una idea distinta de lo que quiere. Esas ideas, en un momento crítico, chocan. Tejero quiere claramente una vuelta al franquismo puro y duro, no tiene otras aspiraciones. Milans del Bosch es un capitán general a la antigua, que pertenece a una estirpe de generales, golpistas casi todos. Milans piensa que la monarquía está bien, pero para que el Rey sea una figura decorativa, con un directorio militar. Tiene una visión decimonónica... Armada es una persona con formación, ha estudiado mucho, estuvo en París viviendo unos cuantos años y fue preceptor del Príncipe cuando se preparaba para ingresar en la Academia. Es muy político y simplemente quiere ser él quien gobierne. En un momento determinado le convencen, y él se deja convencer por gente próxima de que es el líder que necesita España, de que él es De Gaulle. Su ambición es dirigir un gobierno con políticos. Él no habla nunca de un directorio militar ni de una dictadura”.

Josep Tarradellas, después de las primeras elecciones autonómicas en el País Vasco y en Cataluña precedidas por el referéndum para la Autonomía andaluza, dijo que estaba “convencido de que es inevitable una intervención militar” porque “las autonomías no constituyen una solución para España” (Jesús Palacios, 23-F. El golpe del CESID, página 188). Paul Preston indica que muchos insinuaban “al Rey que únicamente él podía dar dicho golpe de timón”, que el 24 de Abril Felipe González le explicaba que “las riendas del gobierno estaban en realidad en manos del vicepresidente y amigo de siempre de Suárez, Fernando Abril Martorell, y que esto estaba erosionando la confianza en la democracia” y que el 28 era Fraga el que le hablaba de la necesidad de prescindir de Suárez (“Juan Carlos, el Rey de un pueblo”). El Teniente Coronel Tejero, una vez reintegrado al servicio tras la Sentencia por la “Operación Galaxia”, reanuda su actividad conspiradora y contacta con el General Milans, el antiguo líder sindicalista Juan García Carrés (que es un contacto de Girón) y con el General Carlos Iniesta Cano. Alfonso Osorio cuenta que en dos comidas con dirigentes socialistas (Pablo Castellanos y Luis Gómez Llorente, primero, y dos días después con Javier Solana) estos le hablaron de un “Gobierno de gestión” pero sin mencionar la posibilidad de que hubiera un militar al frente del mismo (“De orilla a orilla”, 2.000, página 385). Dice que en la comida con Javier Solana salió el nombre del General Armada “pero también se recordó el “error Berenguer”, en el sentido de que no se volviera a caer en lo mismo, ya que con la llamada “dictablanda” de Berenguer, lo único que se consiguió fue llegar a la Segunda República” (Pilar Cernuda, Fernando Jáuregui y Manuel Ángel Menéndez, “23-F. La conjura de los necios”, 2.001, página 47).

Citado por Joaquín Prieto y José Luis Barbería en “El enigma del elefante”, (1991, página 83), en la Sexta Asamblea de la Confederación de ex combatientes Girón expresó que “la Corona ha quedado prisionera no de la soberanía popular, sino de la soberanía de los partidos políticos que han reducido la Corona a la nada” por lo que se precisa “interesar a la inmensa mayoría del pueblo español en una empresa política de salvación colectiva, mediante la convocatoria y selección de los equipos de hombres que hagan posible la oferta civil para la gobernación del Estado, sin recurrir a ninguna fórmula de excepción o de carácter militar, contemplada, desde luego, a la luz de la propia Constitución".

En vísperas del 23-F la periodista Pilar Urbano hablaba de un Gobierno de coalición con un militar al frente y el periodista del ABC Emilio Romero señalaba al General Armada como próximo Presidente del Gobierno. El 24 de Enero de 1.981 Abel Hernández, periodista de YA, en el artículo “¿Hacia un Gobierno de concentración?” dice que “vuelve a considerarse la hipótesis de un Gobierno de coalición en España a la vista de las circunstancias nacionales. Cada día hay más convencidos de que la situación no resiste hasta 1.983 y casi nadie ve con buenos ojos unas elecciones anticipadas. Las silenciosas conversaciones mantenidas antes de Navidad, y que estuvieron a punto de culminar en una “gran coalición” pueden volver a abrirse después del congreso de UCD” afirmando que “de acuerdo con fuentes fidedignas el mismo Suárez accedería a esta operación de envergadura para sacar al país del atolladero” concluyendo que “las cosas han ido, sin embargo, empeorando, de acuerdo siempre con fuentes aparentemente fidedignas, y ahora lo que se estudia es una salida parecida a un “Gobierno de salvación nacional”, con el visto bueno del Parlamento” y que altos mandos militares han mantenido conversaciones con dirigentes socialistas, centristas y de otros partidos para establecer un “Gobierno de autoridad que encauzaría el tema de las autonomías, haría frente al paro y acabaría con el terrorismo”.


2.- LA DIMISIÓN DE SUÁREZ

Victoria Prego cuanta en un artículo publicado en El Mundo el 29 de Enero de 2.006, gran parte del que extracto por su claridad expositiva, que:

Suárez, que a esas alturas es ya un hombre psicológicamente quebrantado (...) y que se sabe fatalmente acosado por los suyos, además de por los adversarios, se limita a decir que él acepta que se cuestionara su liderazgo si se hace dentro de la dirección, pero que tienen que decidir qué quieren hacer con UCD: un partido de facciones o un partido de verdad. (...) Dice que si el comportamiento de UCD no cambia radicalmente y sus líderes no abandonan de una vez por todas las banderías que están debilitando al partido, él podría presentar su dimisión irrevocable. “No es un problema de personas», dice, «sino de legitimidad institucional”. Y, a continuación, el presidente del Gobierno de España se levanta de la reunión y se marcha a dar un paseo por los alrededores, para que sus barones discutan con toda libertad y tomen una decisión sobre su persona. (...) Los efectos de esta reunión decisiva son inmediatos. Un Adolfo Suárez profundamente disminuido, acosado por los suyos, baqueteado por la oposición, desacreditado ante la ciudadanía, aborda en septiembre otro cambio de Gobierno, el quinto y último de su mandato, en el que, atendiendo a sus exigencias, entran todos los barones. Todos menos uno: Landelino Lavilla, por entonces presidente del Congreso. (...) Landelino Lavilla, en quien todos piensan como sustituto de Suárez, y que se ha quedado descolgado del pacto de las baronías, se integra abiertamente a partir de septiembre en el llamado “sector crítico”, puesto en marcha por Oscar Alzaga y al que se suman muchos diputados de UCD. Los críticos se mueven con independencia de los barones y constituyen un segundo movimiento, muy potente además, de disidencia interna. Profundamente desengañado y falto ya de las fuerzas necesarias para seguir luchando, le hace a uno de sus ministros la siguiente confesión: “He perdido la batalla en la calle, he perdido la batalla en la prensa y, ahora, también he perdido la batalla en mi propio partido”.

Para entonces, las encuestas están registrando una subida espectacular de los socialistas que, desde su intervención en la moción de censura, no dejan de crecer en apoyo popular. Y seguirán haciéndolo mientras UCD se desmorona. En los mentideros políticos se habla ya de un gobierno de gestión; Felipe González propone negociar con el Gobierno los grandes temas para sacar al país de este atolladero, y algunos mencionan la posibilidad de una solución de salvación nacional... con un general de prestigio al frente del Gobierno. Ni qué decir tiene que, además de la inestabilidad política, el clima en los cuarteles es de creciente tensión. A la mesa del vicepresidente primero para la Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, llegan varios informes extremadamente alarmantes sobre posibles planes de golpes de Estado de distinta factura y con distintos plazos.

En esas condiciones, desautorizado por todos, a trompicones, ya sin fuelle alguno, Suárez se encamina hacia la celebración, el 27 y 28 de enero, del II Congreso de UCD, en Palma de Mallorca, en el que está previsto que estallen todas las feroces tensiones del partido. Para entonces, Suárez ya ha considerado la posibilidad de anunciar su dimisión. El 23 de enero le hace a su portavoz, Josep Meliá, el encargo: “Tenlo todo preparado. Trabajo incluso a partir de la hipótesis de que pudiera salir derrotado. Prepara un discurso de dimisión y de despedida”. (...) Suárez enseña entonces a Sabino Fernández Campo el borrador de su discurso, en el que cada párrafo iba impreso en un folio separado.Sabino le hace una importante observación: no menciona en ningún sitio al Jefe del Estado, debe incluir al menos una referencia al Rey. Finalmente, cuando Televisión Española emite a todo el país la intervención de Suárez, el Secretario de la Casa comprueba sorprendido dos cosas: una, que el presidente ha hecho, en efecto, una mención, pero sólo una, a la Corona. Y, dos, que Suárez lee una frase que no estaba en el texto que le había enseñado horas antes. Se trataba, precisamente, de la frase que, apenas un mes después, cobraría un terrible sentido: “Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España”.

Diez meses antes de este dramático desenlace, cuando ya el desengaño se había apoderado de él, Suárez comentó ante un grupo de periodistas: “A lo mejor resulta que tengo que irme, porque sólo cuando uno se va es cuando empiezan a hablar bien de uno”. En aquel momento, el hombre que había conseguido hacer en España la transición política a la democracia ignoraba absolutamente hasta qué punto iba a cumplirse con creces su amarga predicción. (...)

El 23 de enero, cuando el Rey estaba cazando en la sierra de Cazorla, suceden cosas aún más graves. Un ayudante informa a Don Juan Carlos de que un grupo de militares de alta graduación se han reunido en las afueras de Madrid y han tomado la decisión de «pasar a la acción» ante lo que consideran la pasividad del Gobierno. Según dice el ayudante, los conjurados no descartan en absoluto el uso de la fuerza. Inmediatamente, el Rey da la orden de regresar a Madrid. A pesar de que el tiempo es muy malo y hace realmente peligroso el viaje, el helicóptero despega y Don Juan Carlos llega al palacio de La Zarzuela dispuesto a neutralizar cualquier intento. El presidente Suárez fue informado por teléfono con todo detalle de lo que acababa de suceder.

Y sin embargo, y a pesar de éste y de otros datos, a pesar de que los rumores de ruido de sables eran constantes en los círculos políticos de la época, el hecho sorprendente es que, ni en las semanas previas a la renuncia de Adolfo Suárez, ni en las semanas posteriores, los medios de comunicación recogieron comentarios que apuntaran a la inminencia de un golpe de Estado
”.


3.- PRELIMINARES DEL GOLPE

Como se ha indicado, ya en Noviembre de 1980 el CESID disponía de un informe titulado “Panorámica de los movimientos en marcha” en que se hablaba de varios proyectos golpistas. La mentalidad de los golpistas se sintetiza en las declaraciones que vierte Juan García Carrés, el único civil implicado, cuando reconoce que le dijo a Míláns del Bosch el 18 de Enero cuando coinciden en la reunión del número 15 de la calle de General Cabrera, “que el Estado del 18 de julio se había derrumbado, que se habían tirado por la borda 40 años y que los que ganaron la guerra iban a ser ahora los vencidos”.

Tejero obtiene dinero para comprar los autobuses que luego utilizará para trasladar en ellos los 200 guardias civiles con que asaltará el Congreso. Se suceden reuniones y conversaciones entre los golpistas, el 29 de Enero de 1981 Suárez dimite, el 1 de Febrero el denominado “Colectivo Almendros" publica en el periódico El Alcázar un artículo de contenido golpista, el 4 Armada regresa a Madrid para ocupar el puesto de segundo Jefe del Estado Mayor, el 18 de Calvo Sotelo no sale elegido en la sesión de investidura. Se fija el asalto del Congreso el 23 de Febrero a las 18:00 horas. En el ánimo de los mandos golpistas parece existir confianza en Armada, el cual había sido preceptor del Rey y mantiene con él las buenas relaciones que éste no tiene con Suárez. Parecen pensar que durante su anterior destino en Lérida el General Armada pudiera haber obtenido de Tarradellas un reconocimiento de la necesidad del “cambio de timón”, criterio que suponían compartido por otros políticos. Perote y el informe Jaurenes mantienen la existencia de un grupo creado dentro del CESID con el objetivo de apoyar a los golpistas en la denominada “operación Mister”.

Un artículo publicado en El País el 23 de Febrero de 2.001 explica que al cumplirse 20 años del Golpe prescribe el delito y el General de Brigada Carlos Alvarado Largo reconoce que participó en la conjura. El artículo nos dice que:

“…El 20 aniversario del 23-F ha servido de pretexto para la publicación de media docena de libros sobre ese frustrado golpe. Pero quizá lo más novedoso no haya sido un texto, sino un documental: el realizado por los periodistas Andreu Farràs y Uri García para el programa 30 minutos de la televisión pública catalana TV-3.

En dicho programa, por vez primera, se autoinculpa uno de los militares implicados en el 23-F. Se trata del general de brigada Carlos Alvarado Largo, que fue jefe del Estado Mayor de la División Acorazada en la época en que la mandaba Milans. Alvarado reconoce ante la cámara que él asistió a la reunión celebrada el 18 de enero de 1981 en el número 15 de la calle General Cabrera en Madrid, domicilio del teniente coronel Pedro Mas Oliver. Fue en esta reunión en la que Tejero expuso su plan para asaltar el Congreso de los Diputados y Milans su propósito de sacar los tanques a la calle en Valencia. ¿Y por qué no fue procesado Alvarado?, le preguntan los periodistas. 'Porque nadie me delató', confiesa el general.

El ahora golpista confeso no se sentó en el banquillo en el juicio de Campamento. O mejor dicho, sí se sentó, pero no en el de los acusados, sino en el de los abogados, pues actuó como codefensor militar del comandante Ricardo Pardo Zancada.

Alvarado no fue el único asistente a esa reunión de conspiradores que logró eludir la acción de la Justicia. También estuvieron allí, según él mismo confirma, el general de brigada Francisco Dueñas Gavilán, que fue director general de Seguridad en la última etapa del franquismo, y el teniente general Carlos Iniesta Cano, director de la Guardia Civil cuando se produjo el atentado contra el almirante Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, en la madrileña calle Claudio Coello, esquina con Maldonado.

El teniente general Carlos Iniesta Cano, al contrario que los dos anteriores, no estaba en activo cuando conspiró contra la democracia, pues había pasado a la reserva tres años antes.

Al igual que Alvarado, el general Dueñas participó en el juicio del 23-F como defensor militar del capitán Pascual Gálvez, lo que confirma la sospecha de que muchos de los abogados de los golpistas no asumieron este papel por mera afinidad ideológica, sino por coherencia con su implicación en la conjura o para garantizarse el silencio de sus compañeros.

En el juicio sólo se citó a Milans, Tejero, Torres Rojas, Mas Oliver y Juan García Carrés como asistentes a la reunión golpista del 18 de enero en la calle del General Cabrera
”.

Por su parte, el Mundo publicaba pocos días antes, el 22 de Febrero de 2.001, otro artículo de Antonio Rubio y Manuel Cerdán en el que mantienen que el CESID creó un grupo especial para apoyar a Tejero. Mantienen que

El Cesid creó a finales de 1980 una unidad especial para ayudar al teniente coronel Antonio Tejero en los preparativos del golpe de Estado del 23-F. Esta unidad, conocida con las siglas SEA (Sección Especial de Agentes) dependía directamente de José Luis Cortina, jefe de la Agrupación Operativa de Misiones Especiales (AOME), y de Francisco García Almenta, el segundo jefe.

La SEA, aunque estaba adscrita a la AOME, funcionaba de espaldas a esta organización hasta el punto de que los jefes de grupo desconocían sus actividades secretas. Según un ex agente del Cesid, sus miembros eran los patas negras de Javier Calderón y Cortina, y los conocían como los siniestros. Cuando la dirección decidió fundar esta sección hubo una reacción en contra por parte de los jefes del segundo escalón de la AOME y de los propios agentes operativos.

La participación de los servicios secretos españoles, entonces bajo el control de su secretario general Javier Calderón -su actual director- y José Luis Cortina, jefe de la Agrupación Operativa de Misiones Especiales (AOME), fue determinante para que Antonio Tejero pudiera entrar en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y empuñara su pistola reglamentaria, mientras se producía la votación de investidura del presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo. El Cesid organizó la logística del golpe de Tejero con materiales técnicos del Centro.

(...)

La creación de la SEA estaba enmarcada dentro de una estrategia general diseñada por Calderón y Cortina de cara a la intentona golpista. De forma paralela a sus actividades clandestinas, la dirección del Cesid puso en marcha otras dos iniciativas. La primera, bautizada con el nombre de Operación Tenedor, fue ejecutada por agentes de la AOME; la segunda, por Aseprosa, la sociedad de seguridad de Antonio Cortina Prieto, hermano del jefe operativo del Cesid, que entonces colaboraba con los servicios de información.

Antonio Cortina, compatibilizó la dirección de Aseprosa con la del Gabinete de Orientación y Documentación (Godsa) que, más tarde, daría origen al grupo político Refundación Democrática, uno de los cimientos de Alianza Popular y del Partido Popular de José María Aznar.

En Godsa, que fue constituida en 1977, también tuvieron una activa militancia Javier C. y otros importantes hombres de los servicios de información: Florentino Ruiz Platero y Juan Ortuño, quien sustituyó a Cortina al frente de la AOME, tras el 23-F.

La Operación Tenedor consistía en la colocación de micrófonos en los reservados de los mejores restaurantes de Madrid. La misión no buscaba descubrir a la trama civil del golpe, sino controlar las conversaciones de los personajes más influyentes del mundo de los negocios y las finanzas para saber cuál podía ser su reacción ante un supuesto golpe de Estado. Al mismo tiempo, con estas escuchas ilegales el Cesid conocía la identidad de los indecisos y así podía influir en sus estados de ánimo.

La otra misión de captación de información se realizó a través de Aseprosa, la sociedad del hermano de Cortina.

(...)

Los técnicos de esta compañía, por indicación del Cesid, se dedicaron a realizar barridos telefónicos a los simpatizantes de la trama civil del golpe para que no fueran descubiertos por otros servicios del Estado.”


Javier Fernández López mantiene en una entrevista con La Vanguardia publicada el 23 de Febrero de 2.006 que:

El Cesid como tal organismo no estaba en el golpe. Pero ¿alguna célula, algunas personas, algún grupo lo estaban? Sin duda. Las transmisiones que se llevan a cabo en los autobuses que trasladan a los guardias hasta el Congreso son del Cesid. Hay dos agentes juzgados: uno absuelto, Cortina, y otro condenado y expulsado de la Guardia Civil, el capitán Vicente Gómez Iglesias. Ahora bien, yo me resisto a pensar en mandos superiores”.

Acerca de la contribución de elementos del CESID en el Golpe, Antonio Rubio y Manuel Cerdán cuentan en un artículo publicado en el Mundo el 22 de Enero de 2.001:

Tejero necesitaba que alguien coordinara su llegada al Congreso y ese papel lo cumplió el Cesid. Sus agentes estaban preparados para esa misión. En los cursos para agentes, las pruebas para saber moverse bien por Madrid ocupaban dos meses de clases.

Del Parque de Automovilismo de la Guardia Civil, en la calle Príncipe de Vergara, partieron, a las 17,20 horas, varios autobuses con más de 50 voluntarios, dirigidos por Tejero. De las instalaciones de la Guardia Civil de Valdemoro, a unos 30 kilómetros de la capital, salió otro autobús con 24 guardias civiles, bajo el mando del capitán Muñecas. A este autocar le esperaba Gómez Iglesias, dentro del Seat-124 que le había cedido la escuela del Cesid, a la altura del paseo de las Delicias para conducirlo hasta la Carrera de San Jerónimo. Estaba en contacto con el agente de la SEA, Monge, a través de la radio para coordinar la llegada a la Plaza de Neptuno
.

Para sincronizar esta operación, Francisco García Almenta solicitó a la escuela del centro, la misma mañana del 23-F, la entrega a los agentes de la SEA de unos equipos de transmisiones con radios HT y tres vehículos con matrículas falsas para que no identificaran los automóviles. Las emisoras también quedaron programadas con la frecuencia de la Escuela del Cesid para que otros agentes del centro, que estuvieran desarrollando otras misiones en Madrid, no pudieran interferir la frecuencia. Sobre las 12 horas los tres agentes de la SEA retiraron el material de la Escuela, ubicada en las instalaciones de la calle Miguel Aracil, que recibían el nombre en clave de Jaca.

Al adoptar todas estas precauciones, los agentes de la SEA también impedían que espías de otros servicios de información extranjeros, con base en Madrid, interceptaran las señales. En aquellos años, los agentes del servicio cubano G2 o del KGB soviética tenían localizadas desde sus bases las frecuencias utilizadas por el Cesid, y los responsables del centro lo sabían.

La funcionarios de la CIA, instalados en la Embajada de EEUU de la calle Serrano, que habían vendido los equipos de transmisión al Cesid, también estaban al tanto de todos los despliegues de los espías españoles.

Por todos estos condicionantes, Monge y Moya utilizaron una central de transmisión en unos de los vehículos utilizados para dar cobertura a Tejero. Los agentes del Cesid que investigaron la trama golpista de los servicios de información manifestaron a EL MUNDO: «La central de comunicaciones sólo pudo estar instalada en los transmisores de Gómez Iglesias o García Almenta o del propio GTAC». Estas siglas correspondían al Grupo Técnico de Apoyo y Coordinación.

Finalmente, los agentes que ayudaron a la columna de Tejero llamaron al Centro, a un teléfono convenido de la base, para dar el ok. La llamada la realizaron desde una cabina telefónica de las proximidades del Congreso. El espía Monge sabía que a esa hora los americanos ya estaban controlando todo el espacio radioeléctrico.

Los agentes de la SEA y sus jefes, Cortina y Garcia Almenta, cuando fueron descubiertos por sus propios compañeros la misma tarde-noche del golpe, se inventaron como coartada una supuesta Operación Mister, totalmente desconocida hasta esa fecha en el Centro. Según han manifestado a EL MUNDO agentes de la AOME de la época de Cortina, «una operación de aquellas características jamás la habría programado el Cesid de la forma como Cortina y García Almenta dicen que se desarrolló».

Las mismas fuentes afirman que cualquier operación rutinaria requería, al menos, un equipo de siete agentes y tres vehículos. Además, el objetivo de la misión era absurdo: en 1981 era técnicamente imposible que un servicio exterior pudiera grabar al Rey en el Palacio Real desde un micrófono unidireccional instalado en la terraza de un piso, al otro de la Plaza de Oriente, y a través de unas ventanas con cristales gruesos.

La AOME que dirigía Cortina era un departamento operativo, que trabajaba en función de los trabajos que le encargaban las distintas divisiones del Cesid. En aquel caso, se daba la circunstancia de que ninguna de las cuatro divisiones del Centro habían solicitado a Cortina misiones sobre la Operación Mister. Los oficiales Carranza y Bastos, que se encargaban del área de Involución, manifestaron que la supuesta Operación Mister era un montaje.



4.- EL GOLPE

A las 16:20 del 23-F el Teniente Suárez Alonso del Servicio de Información de la Guardia Civil comienza a cumplir la “Operación Jaula”. Al mando de una veintena de guardias civiles vestidos de paisano y cinco coches camuflados controla los principales accesos al Congreso con la excusa de investigar una red ilegal de venta de coches de importación que podrían encontrarse en los aparcamientos de la zona. Una vez preparado el terreno, poco antes de las 18:30 irrumpe en el Congreso de los Diputados el Teniente Coronel Tejero con 200 guardias civiles interrumpiendo la sesión de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo justo en el momento en que el Diputado Manuel Núñez se disponía a emitir su voto. Un locutor pronuncia las siguientes frases que acompañaron a las imágenes más famosas del Golpe: “se ha oído un golpe muy fuerte en la cámara [“un disparo” dice otra voz]. No sabemos lo qué es, porque la Policía... La Guardia Civil entra en estos momentos en el Congreso de los Diputados. Hay un Teniente Coronel que con una pistola sube hacia la tribuna. En estos momentos apunta. Es un guardia civil. Está apuntando con la pistola. Entran más policías [esto es un error, eran guardias civiles y no policías]. Está apuntando al Presidente del Congreso de los Diputados con la pistola, y vemos como” A continuación se oyen el famoso “al suelo, al suelo, todo el mundo al suelo” y disparos. Es el momento en que el Teniente General Gutiérrez Mellado, primero, y Suárez, después, se levantan para oponerse a los golpistas mientras los demás Diputados permanecen escondidos en sus escaños, siendo increpados, zarandeados y obligados a sentarse. La cadena SER, que era la que transmitía las palabras citadas, comenzó a emitir música clásica mientras las líneas telefónicas del Congreso quedaron interrumpidas. Un cuarto de hora después unidades de la Policía rodean a los golpistas cortando el tráfico en los alrededores. A las 19:00 las emisoras valencianas emiten un comunicado del Capitán General de la Tercera Región Militar Jaime Miláns del Bosch que dice:

Capitanía General de la III Región Militar. Excelentísimo don Jaime Miláns del Bosch y Ussía, teniente general del Ejército y capitán general de la III Región Militar. Hago saber:

Ante los acontecimientos que se están desarrollando en estos momentos en la capital de España y el consiguiente vacío de poder, es mi deber garantizar el orden en la Región Militar de mi mando hasta que se reciban las correspondientes instrucciones de Su Majestad el Rey. En consecuencia dispongo:

Artículo Primero. Todo el personal afecto a los servicios públicos de interés civil quedan militarizados con los deberes y atribuciones que marca la Ley.

Artículo Segundo. Se prohíbe el contacto con las unidades armadas por parte de la población civil. Dichas unidades repelerán sin intimidación ni aviso las agresiones que puedan sufrir con la máxima energía. Igualmente repelerán agresiones contra edificios, establecimientos, vías de comunicación y transporte, servicios de agua, luz y electricidad, así como dependencias y almacenes de primera necesidad.

Artículo Tercero. Quedarán sometidos a la jurisdicción militar y tramitados por procedimiento sumarísimo todos los hechos comprendidos en el artículo anterior, así como los delitos de rebelión, sedición y atentado o resistencia a agentes de la autoridad, los de desacato, injuria, amenaza o menosprecio a todo el personal militar o motorizado que lleve distintivo de tal, cualquiera que lo realice, propague, incite o induzca. Igualmente, los de tenencia ilícita de armas o cualquier otro objeto de agresión

Artículo Cuarto. Quedan prohibidos los ‘lock out’ y huelgas. Se considera como sedición el abandono del trabajo, siendo principales responsables los dirigentes de sindicatos y asociaciones laborales.

Artículo Quinto. Quedan prohibidas todas las actividades públicas y privadas de todos los partidos políticos, prohibiéndose igualmente las reuniones superiores a cuatro personas, así como la utilización por los mismos de cualquier medio de comunicación social.

Artículo Sexto. Se establece el toque de queda desde las 21 a las 7 horas, pudiendo circular únicamente dos personas como máximo durante el citado plazo de tiempo por la vía pública, y pernoctando todos los grupos familiares en sus respectivos domicilios.

Artículo Séptimo. Sólo podrán circular los vehículos y transportes públicos, así como los particulares debidamente autorizados.

Permanecerán abiertas únicamente las estaciones de servicio y suministro de carburante que diariamente se señalen.

Quedan suprimidas la totalidad de las actividades públicas y privadas de todos los partidos políticos.

Artículo Octavo. Todos los Cuerpos de Seguridad del Estado se mantendrán bajo mi autoridad.

Artículo Noveno. Igualmente, asumo el poder judicial, administrativo, tanto del ente autonómico y los provinciales y municipales.

Artículo Décimo. Estas normas estarán en vigor el tiempo estrictamente necesario para recibir instrucciones de Su Majestad el Rey o de la superioridad.

Este Bando surtirá efectos desde el momento de su publicación.

Por último, se espera la colaboración de todas las personas, patriotas, amantes del orden y de la paz, respecto de las instrucciones anteriormente expuestas.

Por todo ello termino con un fuerte ¡Viva el Rey! ¡Viva por siempre España!

Valencia, a 23 de febrero de 1981.

El teniente general Jaime Miláns del Bosch
”.

Sobre las 19:15 llega al Congreso el Director General de la Guardia Civil General Aramburu Topete al frente de un destacamento de la Guardia Civil. Sobre las 19:25 desde el Ministerio de Interior se dan órdenes a los Gobernadores Civiles de toda España para estén “en estado de alerta”. Algo antes de las 20:00 las Ejecutivas de Comisiones Obreras y UGT se reúnen para tratar la posibilidad de convocar una huelga general; la Junta de Jefes de Estado Mayor desmiente que el General Miláns del Bosch haya decretado el estado de excepción en la Tercera Región Militar; el personal transportado en ocho furgonetas de la Guardia Civil se une a los sitiadores; tal vez unas cuatro mil personas se congregan en esos momentos en las inmediaciones del Congreso; Radio Nacional de España comienza la emisión de marchas militares y un destacamento militar ocupa la Casa de la Radio en Prado del Rey suspendiendo la programación. A las 20:30 otro destacamento ocupa las instalaciones de Televisión Española. El General Armada ha intentado desplazarse a la Zarzuela alegando tener que asesorar al Rey con la intención de plantearse a sí mismo como la mejor solución para encabezar un Gobierno. El General Sabino, que desconfía de Armada, impide que este acuda a ver al Rey. A las 20:15, Armada habla por teléfono con Tejero ofreciéndole dos aviones y dinero a cambio de la liberación inmediata de los Diputados. Antes de las 21:00 comienza la reunión de la Junta de Jefes de Estado Mayor y los Gobernadores Civiles reciben un telegrama remitido por el Director de Seguridad del Estado que decía: “Un pequeño grupo aislado de unos 150 guardias civiles, al mando del teniente coronel Tejero, han irrumpido en el Congreso e interrumpido la sesión que se celebraba. Inmediatamente el Congreso ha sido rodeado de efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil para tratar de establecer el orden. La tranquilidad es total y no se pueden difundir noticias contrarias a las que son verdaderas, que son las aquí relatadas”.

Francisco Laína García ocupa el cargo de Director de la Seguridad del Estado en lo que fue un Gobierno interino fomentado por el Rey para evitar un vacío de poder. En el Hotel Palace, frente al edificio del Congreso, se reúne un remedo de Administración leal al Gobierno cautivo y aumentan los efectivos de las Fuerzas de Orden Público alrededor del Congreso. Antes de las 22:00 las fuerzas que habían ocupado Prado del Rey se repliegan y poco después la Junta de Jefes de Estado Mayor emite un comunicado en el que dice que “ante los sucesos desarrollados en el Congreso, se han tomado las medidas necesarias para reprimir todo atentado a la Constitución y restablecer el orden que la misma determina”. Televisión Española ofrece un informativo en el que se informa de la ocupación de las instalaciones por efectivos del Ejército y de los acontecimientos sucedidos desde las 18:00 horas. Sobre las 22:15 llegan efectivos de la Guardia Civil para reforzar a los sitiadores del Congreso y un cuarto de hora después Televisión Española anuncia que el Rey explicará esa noche lo que sucede en un mensaje televisado. El General Alfonso Armada, que había entrado en el Congreso algo más de una hora antes, lo abandona poco después de pasada la media noche. Tras una tensa espera, a la 1:24 del 24 de Febrero se retransmite el mensaje del Rey vestido con uniforme de Capitán General del Ejército:

Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los capitanes generales de las regiones militares, zonas marítimas y regiones aéreas, la orden siguiente:

Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el palacio del Congreso, y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.

Cualquier medida de carácter militar que, en su caso, hubiera de tomarse, deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar, en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum
”.

Tras la retransmisión del mensaje del Rey el Teniente General Miláns del Bosch ordena la vuelta a los acuartelamientos de las Unidades previamente desplegadas pero en Madrid el Comandante Pardo Zancada acude al Congreso con 120 soldados para reforzar a los golpistas. Atraviesa el cerco sin encontrar resistencia y se une a Tejero pensando que con este gesto hará que otros militares indecisos le sigan. No es así y horas después firman con el Teniente Coronel Eduardo Fuentes Gómez de Salazar el que se llamará “pacto del capó” porque se redactó sobre un “jeep” aparcado. A las 11:00 del día 24 los asaltantes se entregaron a las fuerzas sitiadoras y quedaron libres los Diputados. Poco después el Rey se reunió con los representantes de los principales partidos políticos.

Una llamativa coincidencia es que entre el 14 de Abril de 1.931, fecha de la proclamación de la Segunda República, y el 18 de Julio de 1936, fecha del alzamiento militar aunque el día anterior se sublevara el Ejército español en Marruecos, transcurren 1.922 días, los mismos que median entre el 20 de Noviembre de 1.975, fecha del fallecimiento de Franco, y el 23 de Febrero de 1981.


5.- ¿PUDO TRIUNFAR EL GOLPE?

En un documento desclasificado por el Gobierno estadounidense en 2.000 se dice que según el General Gabeiras “Armada decidió aliarse con Tejero [a lo largo de la noche] y, en vano, trató de convencer de que lo ayudaran, primero al propio Gabeiras, y después al Rey”. Pero Manuel Soriano (“Sabino Fernández Campo. La Sombra del Rey”, página 351) mantiene que “Sabino confirmó que la solución Armada tenía cada vez más partidarios al hablar con el teniente general Gabeiras (...) El jefe del Estado Mayor [se refiere a Gabeiras] estaba dispuesto a acompañar a Armada al Congreso porque la situación se hacía insostenible. Sabino le recomendó que no lo hiciera, porque eso significaría implicar a la JUJEM”.

A continuación se reproduce una entrevista a Javier Fernández López publicada en La Vanguardia el 23 de Febrero de 2006. El entrevistado ha sido militar y es autor de "Diecisiete horas y media. El enigma del 23-F" publicado por Taurus en 2.001.

–¿Hasta qué punto el golpe pudo triunfar?

–El golpe tenía medios más que suficientes para triunfar. Si los autores lo hubieran preparado bien y jugado sus bazas, podría haber triunfado de forma momentánea, no definitivamente. Estamos hablando de una fuerza de choque que tuvo el Congreso secuestrado compuesta por más de 400 personas; hay toda una región militar con el capitán general al frente, la levantina, muy potente, que tenía en aquellos momentos unas unidades de cierto peso; y luego, la división acorazada Brunete, que estuvo en el límite justo de caer para un lado o para otro. Si hubieran gestionado bien sus fuerzas, el golpe podría haber triunfado, pero tanto su mala organización como el poderío de quienes se les enfrentan hacen que el golpe termine por fracasar.

–¿Qué errores cometen?

–Muchos. El primero es que nadie ejerce de verdad como jefe del estado mayor. Porque Milans comete un error de principiante: juega con que dos personas coordinen el mismo puesto, ambos de su confianza. Uno es Ibáñez Inglés y el otro es el general Alvarado, que en Madrid debe hacer las funciones de coordinación. Ese estado mayor no funciona. Además, las tres personas que aparecen como cabezas del golpe no tienen unidad de doctrina, no hay coordinación; y por si fuera poco, Milans no ejerce el mando. Son sólo algunos de los fallos.

–Ha sido recurrente desde entonces también hablar del papel del Rey, que ha sido reconocido, pero sobre el que en ocasiones se han arrojado sombras.

–Esto último es una leyenda urbana. El Rey, si hacemos la cronología de las 17 horas y media del golpe, todas las decisiones que toma son contra la conspiración, todas. ¿Quiénes pretenden que haya dudas sobre el Rey? Los golpistas. ¿Por qué? Porque hay quien pensará que si obedecen al Rey tienen algún tipo de explicación, cosa que es una estupidez.

–Usted cree que más que un golpe hay tres.

–Hay tres líderes en el golpe y cada uno de ellos tiene una idea distinta de lo que quiere. Esas ideas, en un momento crítico, chocan. Tejero quiere claramente una vuelta al franquismo puro y duro, no tiene otras aspiraciones. Milans del Bosch es un capitán general a la antigua, que pertenece a una estirpe de generales, golpistas casi todos. Milans piensa que la monarquía está bien, pero para que el Rey sea una figura decorativa, con un directorio militar. Tiene una visión decimonónica... Armada es una persona con formación, ha estudiado mucho, estuvo en París viviendo unos cuantos años y fue preceptor del Príncipe cuando se preparaba para ingresar en la Academia. Es muy político y simplemente quiere ser él quien gobierne. En un momento determinado le convencen, y él se deja convencer por gente próxima de que es el líder que necesita España, de que él es De Gaulle. Su ambición es dirigir un gobierno con políticos. Él no habla nunca de un directorio militar ni de una dictadura.


6º.- LOS CONDENADOS POR EL 23-F

Los condenados fueron 30.

Militares condenados:

1. Jaime Milans del Bosch y Ussía, Teniente General y Capitán General de la Tercera Región Militar, condenado a 30 años de prisión.
2. Alfonso Armada y Comyn, General de División y segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, condenado a 30 años de prisión.
3. Luis Torres Rojas, General de División y Gobernador Militar de La Coruña, condenado a 6 años de prisión ampliados a 12 por el Tribunal Supremo aunque indultado en 1.988.
4. Diego Ibáñez Inglés, Coronel de Ingenieros y segundo Jefe de Estado Mayor de la Tercera Región Militar, condenado a 5 años de prisión ampliados a 10 por el Tribunal Supremo.
5. José Ignacio San Martín López, Coronel de Artillería y Jefe de Estado Mayor de la División Acorazada Brunete, condenado a 6 años de prisión ampliados a 10 por el Tribunal Supremo.
6. Pedro Mas Oliver, Teniente Coronel de Infantería, condenado a 6 años de prisión.
7. Camilo Menéndez Vives, Capitán de Navío de la Armada, condenado a 1 año de prisión.
8. Ricardo Pardo Zancada, Comandante de Infantería, condenado a 6 años de prisión ampliados a 12 por el Tribunal Supremo aunque indultado en 1.989.
9. Carlos Alvárez-Arenas y Pardina, Capitán de Infantería, condenado a 3 años de suspensión de empleo.
10. José Pascual Gálvez, Capitán de Infantería, condenado a 3 años de suspensión de empleo.
11. Francisco Dusmet García-Figueras, Capitán de Infantería, condenado a 2 años de suspensión de empleo.
12. José Cid Fortea, Capitán de Intendencia, condenado a 2 años de suspensión de empleo.

Guardias Civiles condenados:

1. Miguel Manchado García. Coronel, condenado a 6 años de prisión, ampliados a 8 por el Tribunal Supremo.
2. Antonio Tejero Molina, Teniente Coronel, condenado a 30 años de prisión.
3. Vicente Gómez Iglesias, Capitán, condenado a 6 años de prisión.
4. Jesús Muñecas Aguilar, Capitán, condenado a 5 años de prisión.
5. José Luis Abad Gutiérrez, Capitán, condenado a 5 años de prisión.
6. Enrique Bobis González, Capitán, condenado a 3 años de prisión.
7. Francisco Acera Martín, Capitán, condenado a 3 años de prisión.
8. Carlos Lázaro Corthay, Capitán, condenado a 3 años de suspensión de empleo.
9. Juan Pérez de la Lastra, Capitán, condenado a 3 años de suspensión de empleo.
10. César Alvárez Fernández, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
11. Pedro Izquierdo Sánchez, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
12. Vicente Ramos Rueda, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
13. Santiago Vecino Núñez, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
14. Miguel Boza Carranco, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
15. Jesús Alonso Hernaiz, Teniente, condenado a 1 año de prisión.
16. José Núñez Ruano, Teniente, 1 año de suspensión de empleo.
17. Vicente Carricondo Sánchez, Teniente, 1 año de suspensión de empleo.

Civil condenado:

1. Juan García Carrés, antigüo dirigente de los Sindicatos Verticales, condenado a 2 años de prisión.


7º.- DESPUÉS DEL 23-F

A pesar de que la población lo crea así, el 23-F no fue el último intento golpista en España. Existió otra conspiración denominada MN (posiblemente por Movimiento Nacional) prevista para el 27 de Octubre de 1.982, un día antes de las elecciones que dieron el triunfo al PSOE. El Domingo 2 de Octubre se detuvo a los Coroneles de Artillería Luis Muñoz Gutiérrez y Jesús Crespo Cuspinera y al hermano de éste último, el Teniente Coronel José Crespo Cuspinera. Al parecer estaban involucradas al menos 400 personas y el plan preveía la realización de actos violentos contra distintas personalidades y un atentado con bomba en un bloque de viviendas militares en Madrid. Estas acciones habrían permitido justificar una intervención del Ejército culpando a ETA y a un Gobierno incapaz en la lucha contra el terrorismo. El plan contaba con el uso de helicópteros y Compañías de Operaciones Especiales que ocuparían la Capitanía de la Primera Región Militar y el Centro de Operaciones de la Junta de Jefes de Estado Mayor en Madrid así como los Palacios de la Zarzuela y la Moncloa y otros edificios y centros. Los tres detenidos fueron condenados, y siguen las curiosas coincidencias, en una Sentencia fechada el 14 de Abril de 1.984, aniversario de la proclamación de la Segunda República, a una pena de 12 años y un día de prisión.

Sin duda debió haber más intentos pero el PSOE minimizó la existencia de conspiraciones golpistas dentro del Ejército al tiempo que planteó una profunda reforma del mismo.

Aun quedan por aclarar muchos interrogantes sobre el 23-F, siendo especialmente interesante lo relativo a las auténticas intenciones del General Armada y los apoyos con que contaron tanto él como los golpistas. Aunque hay quien lo asocia con Alfonso Armada, Milans del Bosch o De Santiago, se desconoce la identidad del conocido como "Elefante Blanco", el militar al que Tejero se supone que esperó en el Congreso, que nunca apareció y que debía, según parece, hacerse cargo del Gobierno. Es mucho lo que resta por conocer pero parece coincidirse en que el temor de intervención militar contribuyó a suavizar el proceso autonómico por medio de la, posteriormente declarada parcialmente inconstitucional, Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico conocida por las siglas de LOAPA, y que la institución de la Monarquía fue ampliamente aceptada por su posición durante el Golpe.

Gonzalo Antonio Gil del Águila
Granada, Septiembre de 2.009

LA ESPADA DE BOABDIL

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Una espada atribuida al rey Boabdil se expone durante este mes de Septiembre en Washington cedida por el Museo de Ejército como parte de la muestra "El arte del poder" que cuenta con 75 piezas y la participación de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, Patrimonio Nacional y la National Gallery of Art.

Esta espada es una gran desconocida para los granadinos y, siguiendo los comentarios vertidos en las páginas 163 y 164 de la recientemente publicada obra “Isabel la Católica en la Real Academia de la Historia” de Luis Suárez Fernández y otros autores, "...según opinión de los investigadores, que se basan en la documentación del marqués de Viana, donde consta que el arma procede del reparto hecho por los Reyes católicos tras la batalla de Lucena, donde fue apresado el último rey de Granada por el conde de Cabra y el alcalde de los Donceles.

La espada, si era propiedad de Boabdil, desde luego la debió recibir en herencia, ya que se considera mucho más antigua. Según Silva Santa-Cruz (2004), la ausencia de abstracción en la decoración de atauriques la fecha en un período anterior al de su reinado. Este tipo de espadas se conocen como jinetas, asociado tradicionalmente a la forma de combatir a la jineta, que trajeron a la península en el siglo XIII la tribu de los Benímerin, aunque hoy día se pone en cuestión tal hipótesis. En cualquier caso, es un arma de parada o gala extraordinaria, con una empuñadura ricamente decorada, con marfil labrado y metales preciosos con esmaltes en blanco, negro, rojo, verde y azul. La decoración combina elementos geométricos de estrellas y lacerías, con motivos vegetales naturalistas, zoomorfos y cartelas con inscripciones, traducidas por Fernández y González (1872) como "Logra tu fin / en conservarle la vida"; "En el nombre de Dios / el poderío le pertenece / y no hay otra divinidad que Él. / la felicidad proviene de Dios único"; "El milagro es propiedad de Dios; / porque ciertamente la primera vez / no conocen a Dios los ignorantes, / pues su constumbre es el error"; "Dí, Él es Dios único, / Dios eterno, no engendró / ni fue engendrado"; "Dios es el clemente y misericordioso / Dios es el dotado de mejor memoria". La hoja de acero parece añadida con posterioridad y presenta como marca una S dentro de un círculo de puntos.

La espada de Boabdil se conserva en el Museo del Ejército de Madrid, con número de inventario 24902, donada al entonces Museo de Artillería por María del Carmen Pérez de Barradas y Bernuy, marquesa viuda de Villaseca y marquesa de Viana".

NOTA: las imágenes reproducen la espada y un sello postal español inspirado en ella de 1.975.


Gonzalo Antonio Gil del Águila

19 de Septiembre de 2009