SOBRE EL FORO ROMANO DEL ALBAICÍN

SOBRE EL FORO ROMANO DEL ALBAICÍN

En el año 2.003, durante las obras de remodelación llevadas a cabo en el número 11 de la calle María de la Miel en el barrio del Albaicín, se encontraron restos de la plaza o foro de la ciudad romana de Iliberis, el Municipium Florentinum Iliberritanum. Los restos consistieron en elementos moldurados de grandes dimensiones que se piensa pudieron pertenecer a cornisas o algún tipo de ornamento arquitectónico similar, un trozo de fuste, varios sillares y diversas piezas alargadas que quizás fueran peldaños de escaleras. La existencia de este foro la señaló el Padre Juan de Flores y Oddouz en 1.754 en unas circunstancias tan especiales que han hecho olvidar el hallazgo. Flores, beneficiado de la Catedral de Granada, realizó excavaciones entre 1.754 y 1.763, y aunque hoy se admite que descubrió auténticos restos arqueológicos romanos se considera que magnificó la importancia del descubrimiento aportando falsificaciones arqueológicas. Los trabajos arqueológicos de Flores se realizaron en el entonces llamado huerto de Lopera, hoy Carmen de la Concepción, lugar donde han aparecido los elementos romanos comentados. El descubrimiento del fraude fue castigado judicialmente haciendo que las piezas auténticas quedaran sepultadas y que el Padre Flores fuera condenado a ocho años de reclusión en un monasterio, pena que sería posteriormente atenuada debido a problemas de salud. En apoyo de la existencia del asentamiento romano en el Albaicín puede señalarse la aparición en el año 1.993, durante unos trabajos de excavación en un solar del barrio, de varias monedas con la inscripción latina “FLORENTIA”.

Manuel Gómez-Moreno Martínez (1.870-1.970) en su obra “Misceláneas” publicada en Madrid el año 1.949 nos dice en relación con los descubrimientos del Padre Flores que “Lo descubierto era un edificio público romano de gran amplitud y no mezquina fábrica, donde espaciábase a cielo abierto un área enlosada de mármol, y sobre ella se distribuían estatuas con sus pedestales, que consignaban dedicaciones por el Municipio de Iliberri en honor de emperadores y patricios ilustres. Era, pues, el foro de la ciudad y, efectivamente, un fragmento de dintel allí desenterrado contiene estas palabras en elegantes caracteres del siglo II: ...FORI ET BASILICAE...BAECLIS ET POSTIBUS... Inscripción que, aproximadamente, hubo de repetirse en otro dintel, cuyo largo alcanza a 1,17 m., llevado a la Alhambra, donde se conserva, pero retalladas sus letras, que al parecer decían: SERGIUS PERSIUS OB HONOREM VI VIRATUS FORI ET BASILICAE III UCILLIS (¿) ET TRIBAECLIS ET POSTIBUS PECUNIA SUA EXORNATA DEDIT... La solería del foro era de mármol gris, de Sierra Elvira, en grandes piezas con buen orden; su límite oriental caía bajo una cortadura del terreno, formada para allanar la plaza, y se salvaba mediante una escalera de trece peldaños entre muros de piedra arenisca, que arrancaban de un pequeño zaguán con entrada desde el foro, provista de clásica decoración por ambos lados, compuesta de medias columnas y pilastras sobre altos pedestales y dos escalones, todo ello del mismo mármol. Cerrábala una puerta, cuyos quicios de bronce aún estaban en su sitio; y de los pedestales, que dibujó a gran escala Saravia, se han podido reconocer trozos de su cornisa y plinto subsistentes en el lugar mismo, hoy huerto de Lopera, contiguo a la placeta de las Minas. A la derecha de la misma puerta dos grandes basamentos moldurados, análogos a los que se ven en otros foros, y a la parte contraria, en alto, había un aposentillo, de 3,40 por 2,0 m., con solería y enchapaduras de mármol blanco, que se cerraba con una reja, fija en su escalón de entrada. Esta parte sobresalía con otros dos escalones respecto del foro, corriendo de oriente a poniente, y por allí había caídos trozos de fustes de caliza basta, estriados desde cierta altura y estucados, cuyo diámetro pasaba de sesenta centímetros. Muchos más restos de columnas y cornisas de diversos mármoles aparecieron; además, capiteles, especialmente unos como dóricos, con doble bocelón y sin ábaco, que fueron también dibujados. A la parte contraria, sobre las losas había zócalos de pedestales, redondos o cuadrados, para base de monumentos conmemorativos, pues allí estaban las inscripciones y estatuas de mármol, con dedicatorias del Municipio Iliberritano, como va dicho. Algunos muros se componían de sillares de arenisca puestos a soga y tizón, según aparejo usual en lo granadino vetusto”.

Gonzalo Antonio Gil del Águila

1 de Junio de 2.008

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